Puede ser una escena de un hogar conectado cualquiera. Una criatura de no más de dos años de edad se niega a cenar hasta que pongan entre sus manos un smartphone o una tablet conectada a Youtube. Los agobiados padres pueden relajarse y fijar la atención en el telediario; con el rabillo del ojo, ven como el dedito va pulsando en la pantalla táctil, cómo desfilan los dibujos y sintonías familiares. Y de repente, por entre la voz del presentador, se cuela algo chirriante: "Hoy, Peppa Pig y sus putos amigos van a hacer una excursión... El abuelo Pig navega y abusa de menores en alta mar".

El niño ha caído en una parodia adulta de Peppa Pig, la cerdita que arrasa entre los preescolares. Concretamente en Peppa la cerda y la isla de las violaciones de Escardi, uno de los dobladores amateurs, fandubers en la jerga, más populares de España. El vídeo se abre con grandes letras en blanco sobre negro advirtiendo de que no son los dibujos originales y contienen lenguaje obsceno no apropiado para niños, pero el disclaimer es irreconocible para los niños más pequeños. Para los más mayores, es incluso un acicate.

Parodias de humor gamberro en las que los dibujos animados son doblados para que los entrañables personajes juren como carreteros, hablen de violencia y sexo o cometan crímenes inenarrables llevan siendo una distracción popular desde los orígenes de Youtube. Cualquiera con tiempo y un equipo de edición puede realizarlos, con resultados que van de lo chapucero a lo sofisticadamente profesional. Con habilidad se puede incluso reproducir la animación original de la serie. Una de las parodias adultas más notorias de Peppa Pig es aquella en la que la cerdita, tras probar el bacon, se vuelve caníbal y devora a su familia, para comerse después a sí misma. Es tan sangrienta y estomagante que tiene su propio género de vídeos de reacciones de espectadores horrorizados.

Sin embargo, estos vídeos pueden ser filtrados siempre y cuando hayan sido categorizados correctamente por la persona que los ha subido como contenido adulto. Con el bloqueo parental activado, los niños dejarán de verlo. Youtube lanzó hace cerca de aun año un coto todavía más seguro, Youtube Kids, dedicado en exclusiva a vídeos para niños. Las alertas han saltado en Gran Bretaña al comprobarse que es precisamente este contenido infantil el que se ha vuelto inesperadamente macabro en las últimas semanas, y está escapando al proceso de control de la Red.

(+18) PEPA LA CERDA Y LA ISLA DE LAS VIOLACIONES - Parodia animada con MANZELOT

La voz de alarma la dio la reportera Laura June del New York Magazine cuando vio a su hija de tres años mirando un vídeo de Peppa Pig en el que la cerdita "gritaba y lloraba mucho. Había un dentista algo sádico, nada que ver con lo que recomendarían ver una niña de tres años", según ha declarado a la BBC. "La animación se parece lo suficiente a Peppa Pig como para que mi hija piense que es ella".

"Estos vídeos están hechos para niños, insertados intencionalmente en el feed con tags para que ellos los vean en lugar de los episodios legítimos de sus adorados programas. Hechos presuntamente para ganar dinero con la publicidad, son retorcidos lo justo como para preocupar a cualquier padre con ojos que se dé cuenta de lo que sus hijos están viendo" - denunciaba June en su columna. "Retirada la seguridad, en el cieno y el misterio de la plataforma abierta de Youtube, estas marcas se convierten en algo mucho más siniestro. Una vulgar competición económica en el que el "contenido relacionado" es el trabajo cutre con el suficiente conocimiento de posicionamiento y de Microsoft Paint como para ser peligroso, o por lo menos extremadamente molesto".

Efectivamente, el contenido infantil es enormemente lucrativo. Un canal bien posicionado que cuente con patrocinios puede llegar a facturar 6.000 euros diarios en temporadas pico, como Navidad. Hay toda clase de modalidades: están las animaciones de las que habla June, pero un formato muy habitual es el de sencillamente narrar historias con juguetes, interpretar con toda gama de disfraces de superhéroes o de princesas Disney, o crear figuras con plastilina en stop-motion. Las modas obligan a estos canales a renovarse o morir: hace unos años los vídeos de juguetes eran un unboxing dedicado a adultos, ahora se dirigen directamente a los niños.

Y precisamente la moda de los últimos meses ha virado a lo macabro y en ocasiones a lo erótico. La Doctora Juguetes es una serie infantil de Disney, pero una animación en un canal infantil relata en una animación cómo se toma una "medicina sexual". En otro que promete "Peppa Pig en español", los personajes se transforman en zombies. En uno de los extraños vídeos interpretados con disfraces, el Joker, enemigo de Batman, irrumpe en el baño mientras Elsa, la protagonista de Frozen, se está duchando. En uno de los vídeos de claymation, Spiderman le arranca la ropa a la misma Elsa con un ventilador.

Pero lo cierto es que los vídeos finales son menos violentos o adultos de lo que prometen sus títulos y carátulas. Aunque en uno de ellos, elaborado en España, podemos ver a Peppa gotear sangre (de plastilina) tras un accidente de autobús, no es la norma: puede haber llantos y a veces vómitos, pero sus creadores parecen estar bordeando el control de Youtube presentando un contenido chocante que llama al clic pero que luego se limita a parámetros más tolerables.

"Me deja perplejo" - declara a EL ESPAÑOL el gestor de uno de los canales señalados como inapropiados por The Sun. "No han mirado el vídeo. La miniatura es inapropiada, en eso estoy de acuerdo, pero es una práctica que se utiliza en todos los canales, se llama la atención para que la gente entre en el vídeo. Pero el contenido es totalmente inofensivo, no aparecen ni la sangre ni las hachas de la carátula".

Un reclamo perfecto

La competición entre estos vídeos se hace por acumulación: sobrecargar los estímulos del niño para que escoja uno sobre otro. Tamara Vázquez, profesora de periodismo en el CEU e investigadora sobre alfabetización digital en las escuelas, indicaba a EL ESPAÑOL que la omnipresencia de Peppa Pig y la repetición de las mismas canciones infantiles (libres de copyright y por lo tanto fáciles de apropiar) generaban una familiaridad en el niño y le inducirían a pulsar en lo que le gratifica.

Pero al mismo tiempo el vídeo debe generarle una expectación, de ahí el triunfo de los canales en los que no se hace otra cosa que abrir huevos sorpresa y que desesperan a muchos padres. "Para ellos es como revivir la experiencia de abrir los regalos de Navidad" - explicaba Vázquez. La tendencia macabra también apela a una expectación pero en sentido negativo: al ver a Peppa angustiada o llorando no pueden evitar acudir a ver qué le está ocurriendo. Si además un adulto inquieto llega al vídeo buscando a una "Elsa sexy", es un clic de más que no hace daño.

"Nos tomamos las reacciones y sugerencias muy en serio. Apreciamos que la gente nos informe sobre contenido problemático para poder marcar los vídeos"- contestaba Youtube al requerimiento de la BBC. "Los videos marcados se revisan manualmente las 24 horas de los siete días de la semana y los que no deben estar ahí son eliminados en pocas horas". Para atajar el problema de la infiltración de contenido inapropiado en los canales infantiles recomiendan desactivar la opción de búsqueda, de modo que el niño no pueda ver más que los vídeos preseleccionados por adultos.

En definitiva, no queda otra que aplicar el adagio del mundo digital: los menores no deben navegar solos, no al menos de primeras y a temprana edad. "Son los padres quienes deben establecer los tiempos de navegación", explicaba Vázquez, " y compensarlo con otro tiempo dedicado al juego".

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