La lucha contra el acoso escolar se ha convertido en una de las asignaturas pendientes de la enseñanza en España. Uno de cada diez alumnos asegura haber sufrido bullying en nuestro país y uno de cada tres reconoce haber agredido a un compañero de clase en alguna ocasión, según un informe de ‘Save the Children’ realizado en España con alumnos de secundaria.
Las campañas de concienciación y visibilización enfocadas al grupo, a menudo observador pasivo y silencioso, así como la educación en valores son las principales armas para erradicar un drama que ha acabado con la vida de demasiados jóvenes. Así lo cree Carlos Llaca, un maestro asturiano de 30 años que el pasado martes, Día Mundial de la Lucha contra el Bullying, decidió dar una lección a su clase de cuarto de Primaria, en el Colegio Montedeva de Gijón. Para ello utilizó algo tan común para los chavales como un billete de 50 euros como éste que compartió en su cuenta de Instagram, donde contó la anécdota.
“Yo no vengo al colegio a enseñarles sólo las fracciones y los verbos. Me gustan que me vean como alguien cercano a ellos y sorprenderlos con algunas cosas que creo que también son importantes”, relata el maestro desde el otro lado del teléfono.
Así, después de que los chavales llegasen al cole por la tarde, Carlos se sentó frente a su clase, cogió un billete de 50 euros, se lo enseñó y les preguntó cuántos lo querían. Al instante, ansiosos, todos los niños levantaron la mano. “Después cogí el billete, lo arrugué lo pisoteé varias veces, les dije que era inútil, que no valía nada, que daba pena verlo y les volví a preguntar si lo querían. Ellos no entendían muy bien qué era lo que estaba haciendo su profesor, algunos preguntaron por qué hacía eso, pero todos dijeron que claro que lo querían”.
Fue entonces cuando este maestro les explicó que ese billete podría ser alguno de ellos. Que podríamos ser todos. “Que cuando les insultan, menosprecian o les tratan mal, jamás pierden lo que de verdad valen, al igual que el billete, que sigue teniendo un gran valor pese a que lo pisen y lo arruguen”. Según reconoce Carlos, la idea no es suya, la leyó hace algún tiempo en un blog de Estados Unidos, pero le pareció genial utilizarla para trabajar este tema y que los alumnos aprendan a valorarse por muchas zancadillas que se encuentren en el camino. “Esto significa que si intentan pisarte o menospreciarte, has de saber que sigues valiendo mucho y no debes dejar que nadie te haga pensar lo contrario”, explica.
No es la primera vez que este joven maestro asturiano utiliza este tipo de dinámicas. “En clase, por ejemplo, tenemos un tarro en el que cada alumno mete un papelito en el que escribe cosas positivas de otros compañeros o sobre algo bueno que haya ocurrido, de forma anónima, y que se leen al final de la semana”, explica Carlos. “De esta forma aprendemos a valorar lo que hacen los demás, potenciamos las relaciones entre ellos y se fomenta el respeto entre todos”.
La publicación en el Instagram de Carlos acumula más de 1.200 ‘likes’ en menos de una semana. “Lo compartí el mismo martes y me sorprendió el número de reacciones que acumuló. Realmente es algo positivo porque es importante que esto cale en las familias. No hay otra forma”, finaliza.