Si hay un gesto de Donald Trump que ha dado de qué hablar en las últimas semanas tras sus encuentros con mandatarios internacionales ha sido su particular apretón de manos. La vehemencia con la que el presidente de Estados Unidos saluda a sus interlocutores -sacudida de brazo incluida- ha dado lugar a recopilaciones, chistes, y hasta análisis psicológicos de lo que ese particular gesto esconde.
"Realmente es un ejemplo de la magia del protocolo y del lenguaje no verbal", explica a EL ESPAÑOL por teléfono Marina Fernández, directora de Relaciones Institucionales de la Escuela Internacional de Protocolo. "Sin necesidad de pronunciar ni una sola palabra Trump está reforzando con su saludo el mensaje político que quiere mostrar al mundo".
Así lo entendió también el presidente francés Emmanuel Macron cuando tuvo que enfrentarse a este trámite en la última cumbre de la OTAN. Macron, que le aguantó la mirada y el gesto, aseguró después que no lo hizo inocentemente sino que quiso mostrarle que no iban "a hacer ninguna pequeña concesión, ni siquiera simbólica".
La experta en protocolo recuerda que en el mundo occidental, y entre mandatarios de este nivel, el apretón de manos sigue siendo el saludo por excelencia. El de Trump, en realidad, tampoco podría calificarse como incorrecto. "Él utiliza este apretón -muy enérgico o incluso agresivo- para seguir reforzando sus mensajes. Otra cosa es que esa vehemencia resulte incómoda a su interlocutores".
Cómo reaccionar ante un apretón de manos 'estilo Trump'
"Hay que mantener la calma", explica Fernández. "En estos casos cualquier gesto brusco sería aún peor por las interpretaciones en las que pudiera derivar después, así que si queremos mostrar seguridad y respeto, lo mejor es aguantar firmes el apretón de manos".
Fernández explica que existen varias técnicas para mostrar cordialidad y hacer que el saludo se alargue más: reforzarlo con la otra mano por encima o pasando el brazo que queda libre por el hombre de nuestro interlocutor. Sin embargo, no habría una técnica establecida para acortar el saludo de forma elegante. "Si creemos que ya hemos tenido suficiente podemos ir retirando la mano poco a poco para que la otra persona lo note y no insista más".
Otra opción sería recurrir a una técnica que la experta en protocolo ha observado en la monarca británica. "No lo hace cuando saluda a otros mandatarios, pero sí cuando acude a eventos o inauguraciones en las que tiene que saludar a muchas personas", recuerda Fernández. "Su truco es esconder el pulgar sutilmente bajo los otros dedos -como cuando haces la señal de cuatro con la mano- y, al producirse el saludo, su interlocutor nota algo raro y no se detiene mucho tiempo. Sería una forma de evitar que los saludos se eternicen".
Qué se considera un saludo adecuado
Si no queremos lanzar un mensaje tan impetuoso como el Trump antes de arrancar una reunión de negocios, trabajo o una conversación, lo aconsejable sería un apretón de manos con una duración media, ni muy largo ni muy corto. "Si te extiendes demasiado puede parecer que estás muy nervioso -señala Fernández-, y transmitir la idea de que conocer a tu interlocutor te genera ansiedad. Por el contrario, si el saludo es demasiado corto puede ser interpretado como un desaire".
Otro elemento a tener en cuenta es la presión que ejercemos sobre la mano de la otra persona. "No se debe apretar en exceso porque podríamos incomodar y entrar demasiado fuerte en la conversación, pero con una mano blanda estilo sardinilla tampoco entraríamos con buen pie si lo que viene después es una negociación y queremos mantenernos firmes en la defensa de nuestros intereses".
También se recomienda "mirar siempre a los ojos de la otra persona" y, aunque pueda parecer obvio, "que las manos estén limpias y sin sudor". Fernández, que es también profesora de Protocolo Internacional, indica que además de estas pautas ha de tenerse en cuenta el factor cultural. "A una mujer española quizás puedas darle dos besos a modo de saludo, pero una noruega lo encontraría totalmente inadecuado", explica. "Y ante una persona japonesa, por ejemplo, se debería contemplar la posibilidad de descartar el saludo con la mano".