La vida de todo estudiante que se precie se ha cimentado sobre la perversión de un dicho popular escuchado de boca de una madre cientos de veces: “No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”. Tú, cinturón-negro-cuarto-dan en el arte de la procrastinación, eres capaz de encontrar 3.456.874 cosas que hacer antes que ponerte a estudiar para el próximo examen y, por alguna razón física que no llegas a entender, entre esa pila de apuntes y tú hay una extraña fuerza de repulsión que no te deja acercarte. No es que no quieras. Es que no puedes.
Todo esto que nosotros entendemos a la perfección, tu madre no lo entiende. Por lo que sea. Y es entonces cuando ella suelta por su boca algunas de esas sentencias tan suyas, siempre certeras, en momentos dramáticos y que la convierten en un ser único, inigualable e irrepetible a la hora de dar ánimos y afrontar esta época.
1) "Luego vendrán las lamentaciones"
Es una de las sentencias preferidas por la madre española (recientes estudios científicos han revelado que se encuentra en lo más profundo de ADN). Una amenaza velada que, formulada después de un par de horitas dando vueltas por tu habitación, es puro chantaje emocional. Un tipo de extorsión que debería estar tipificada en el Código Penal.
2) [De forma sibilina] "Jose, ¿qué plan tienes para hoy?"
No todo está perdido. Por delante aún tienes un par de pruebas en las que, con un poco de suerte, alcanzarás el preciado cinco o, incluso, podrías llegar a superarlo. Tu madre lo sabe. Sabe que aún no estamos tan mal. Que aún hay opciones. Remotas, pero las hay. Traducción: no se te ocurra levantar la cabeza de los apuntes ni moverte de esa silla en las próximas 12 horas.
3) "¿Cuántas van ya para septiembre?"
Aún no conoces los resultados del primer examen. Pero ahí está tu madre, siempre dispuesta a insuflar ese halo de esperanza que te hace falta justo en estos momentos. Ella sabe cómo tocar las teclas clave. Anticiparse al drama. Tener visión de futuro. Mirarlo todo con perspectiva.
4) "Te veo todo el verano con clases particulares"
Una variante de la anterior frase, pero suele aparecer tras el primer cate oficial. No sabes muy bien cómo se ha enterado, porque tú, evidentemente, no has abierto la boca, pero lo cierto es que lo sabe. Ella lo sabe. Es entonces cuando suelta lo de las clases particulares y empiezas a ver cómo el verano que tenías planeado parece evaporarse.
5) "Pues si ya te lo sabes todo, tendrás que sacar un 10, ¿no?"
Regla número uno para todo estudiante que se precie: todo aquello que digas podrá ser utilizado en tu contra. Piénsatelo mucho antes de utilizar un “ya me lo he estudiado”, un “ya me lo sé” o un “no es muy difícil” para responder a un “¿cómo llevas el examen?”.
6) "Te lo dije"
Es la preferida por los padres y madres de toda España. Y la más temida por todos nosotros. Porque nos jode darle la razón. A veces, es pronunciada incluso sin mediar palabra. Tal que así:
- ¿Qué tal el examen que tenías esta mañana a las 12?
[Silencio incómodo]
- Te lo dije… ¡Es que te lo dije!
7) "¿Y qué notas han sacado tus amigos? Porque ellos no andaban tanto por la calle"
Esta secuencia semántica suele aparecer después de un suspenso. Y no uno cualquiera, sino ese 2,5 que indica que no te has enterado de nada. Que pusiste el nombre y poco más. La intención inicial es, por un lado, suavizar el drama e intentar buscar una explicación. En realidad, con lo que sueña es con que le digas: “Suspenso general, mamá. No se ha salvado ni el Tato”. Pero, por otro, que te pongas las pilas, que renuncies a esa fiesta en casa de Marta y hagas un ejercicio de responsabilidad quedándote por primera vez en tu vida estudiando un sábado por la noche.
8) "No, si ya te veía yo muy tranquilo con las Matemáticas"
Suele aparecer después de sincerarte con tu madre. De abrirte en canal, poner cara de cordero degollado y decir: “Mamá, he suspendido”. En realidad, no es la peor de todas. El fantasma de la resignación ha comenzado a aparecer en su subconsciente. Ella ya lo esperaba. Efectivamente, no es la frase que pronunciaría todo un experto en 'coaching' para convencerte de que debes seguir adelante, que superaremos todas las piedras que nos pongan en el camino, pero, consuélate, podría ser peor.
9) "No vas a arreglar en dos días lo que no has hecho en todo el año"
Nervios. Estrés. Noches sin dormir. Da igual. Una pullita a tiempo, en algunos casos, puede ser la mejor de las medicinas. El milagro que está esperando con los brazos abiertos. El “Qué alegría, hijo mío” definitivo.
10) "¡Ni Interraíl ni 'Interrailo'!"; o, en su versión costera, "¡Ni playa ni 'playo0!"
- Como no apruebes, olvídate del Interraíl con tus amigos.
- Pero…
- ¡Ni Interraíl ni 'Interraílo'!
- Pues me iré a la playa.
- ¡Ni playa ni 'playo'!