Javier Cárdenas se agarra a un clavo ardiendo con tal de no dar un paso atrás ante la contundente oleada de críticas que ha provocado su apología en antena de la teoría científicamente desacreditada que vincula la vacunación con el autismo. Después de su fallido intento de justificarse en Twitter - presentó un pantallazo de Google, ahora borrado, de dos noticias que presuntamente legitimarían esa discusión, ignorando que una de ellas decía precisamente lo contrario a lo que sostuvo en su programa - se ha refugiado en Instagram, desde donde alienta a los antivacunas a acosar a quienes se han atrevido a refutarle.
Así, el presentador de 'Levántate y Cárdenas' y 'Hora Punta' asegura en respuesta a sus fans que han puesto "en su boca que está en contra de las vacunas" y acusa al diario El País, desde donde el pediatra e investigador Federico Martinón-Torres le advirtió que "las vacunas no son un tema para la barra del bar", de haber "manipulado" sus palabras por intereses comerciales. Tales palabras incluían declaraciones como que "algo se está haciendo mal con las vacunas", que contienen "metales pesados que los cuerpos de los niños no saben absorber", que hay una "epidemia de autismo" y que este se manifiesta "a raíz de las primeras vacunas".
No contento con esto, Cárdenas ofrece aliento y ánimo a una seguidora que asegura estar coordinando a una red de "más de 3.300" padres de niños autistas contra la carta publicada por la doctora Lucía Galán Bertrand. Desde su blog 'Lucía, mi pediatra', la médico y escritora apelaba al sentido de la responsabilidad a la hora de comunicar y rebatía las falacias científicas que relacionan el autismo con las vacunas. "No busco ningún linchamiento" - explicaba la profesional a EL ESPAÑOL. "Pero los médicos tenemos la obligación de dar información contrastada. Nos va la responsabilidad de la salud de la gente en ello. Y eso es algo que determinados comunicadores no asumen".
La carta ha sido un fenómeno viral que han compartido más de 10.000 personas en Facebook. La respuesta de Cárdenas es que la pediatra le debe, "como mínimo", una disculpa. Pese a haber manifestado líneas antes que no está en contra de las vacunas, no duda en jalear la teoría de la conspiración que sus fans repiten apasionadamente en los comentarios a su post de Instagram. "Ánimo", insta a la seguidora que habla de hacer "oír su voz" contra la doctora y que no está haciendo otra cosa que describir la campaña de acoso. Tampoco parece importarle la marginalidad de la fuente: la autoproclamada coordinadora de la red internacional de padres tiene cuatro seguidores en su página de Facebook, que diligentemente dedica al proselitismo antivacunas.
Lucía era consciente de que el activismo en contra de los falsos mitos sobre las vacunas le iba a atraer ataques. "Son pocos, pero hacen daño" - decía sobre los escépticos, "ruidosos, anónimos y extremadamente maleducados". Pero restaba importancia al acoso. "Es la otra cara de la moneda en las redes sociales, y desde luego, no me va a desanimar". La causa en juego, afirmaba, era más importante. "Cualquier pediatra que ha visto morir a un niño de una enfermedad prevenible por una vacuna no alberga dudas".
"Con que hayamos conseguido convencer aunque solo sea a una de las familias que ayer dudaba tras haber escuchado a Cárdenas en la radio, habrá merecido la pena" - concluía esperanzada.