A Megan Li le vuelve loco el slime. Lo que en España llamábamos blandiblub de toda la vida. Hunde las manos, agarra puñados a manos llenas, lo pellizca, lo estira, lo enrolla. Experimenta con sustancias, colores y combinaciones. Es su pasión, y también su negocio. Esta californiana de 14 años tiene a más de 700.000 personas en su canal de Instagram slimeysugar pendientes de sus manos; en concreto, de los sonidos "extrañamente satisfactorios" que produce al torturar la sustancia viscosa.
"Disfruto fabricando slime por su textura" - explica Megan en IGWORLDCLUB. "Pero el sonido es una de los principales motivos por el que lo hago". La muchacha cuenta que se enganchó a la moda tras descubrir los tutoriales para preparar la sustancia en casa. Ahora tiene su propia marca de productos que vende a través de la plataforma de artesanía colaborativa Etsy. Y goza un público devoto entre la comunidad ASRM, acrónimo de Autonomous Sensory Meridian Response. Es decir, los fanáticos de escuchar sonidos que producen una respuesta física, como poner la carne de gallina o producir escalofríos.
La joven fabrica sus slimes con toda clase de productos: maizena, por ejemplo, confetti de porexpan, o detergente. "Lo mejor es el Borax. Da la mejor textura, y no huele". Aquí la tenemos, por ejemplo, en pleno proceso creativo para dar con una slime de fresa...
... y aquí con una de sandía, una de sus últimas creaciones.
Esta, en cambio, está creada a partir de galletas para perro...
... y aquí una extravagancia de gelatinas metalizadas. Si hemos quedado enganchados nosotros también, hay mucho más en su canal.
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