Los virales ya existían antes de Internet, así caíste en sus redes
En la Jungla. ¿Internet y las redes sociales han inventado los "virales"? Ni mucho menos, a lo largo de la Historia se han expandido los rumores igual que los virus. Y muchos son los personajes históricos que los sufrieron.
8 julio, 2017 17:34La viralidad está muy de moda gracias a Internet y las redes sociales. Lo vemos a diario: desde personas que se citan para grabarse en vídeo mientras se golpean con almohadas a rumores que se expanden a velocidad de vértigo solo por un tweet. Podríamos pensar que estos virales son tan modernos como lo es la red de redes, pero nada más lejos de la realidad: compartir noticias y curiosidades teniendo como base la polémica es tan antiguo como el propio ser humano.
¿Cómo se extendían los rumores antes de Internet? El boca a boca era (y sigue siendo) la manera más habitual. Alguien conoce algo y lo transmite; los siguientes mensajeros añaden una pizca de cosecha propia al rumor hasta que se extiende como un virus; e igual que este la noticia acaba mutando pudiendo no parecerse en nada al hecho original. Esto, que parece inocente, puede hacer tanto daño que lleva hiriendo a personas vulnerables desde mucho antes de que existiera Internet. Pero no nos dedicaremos a analizar este tipo de rumores, sino aquellos que son "más amables".
El punto de partida es este: Ricky Martin y la famosa anécdota del perro y la mermelada. Dicha anécdota, que el pobre Ricky lleva escuchando desde hace años, es completamente falsa. Se popularizó sin Internet y sin que se sepa realmente la chispa que dio origen al bulo. El boca a boca tuvo mucho que ver, también la popularidad del programa "Sorpresa, sorpresa", escenario de la anécdota. A la mañana siguiente de la emisión del famoso episodio con Ricky Martin el bulo era conocido por toda España.
Como podemos ver en el vídeo, y ya podíamos imaginar dada la escasa credibilidad de la anécdota, Ricky Martin fue víctima de un falso rumor que se hizo viral. Una llamada a alguna radio, famoso que despierta tanta envidia como admiración y una falsa noticia de la que se hicieron eco hasta los medios escritos. ¿A que parece mentira que no existiera ni Twitter ni Facebook? Pues así han sido siempre los virales, bulos, rumores, leyendas urbanas o como queramos llamarlos: un fondo con cierta veracidad, algo o alguien conocido, hechos que atañen a la mayoría y espacio para variar la noticia conforme se transmite. Exacto, idéntico comportamiento al de un virus.
Ricky Martin sufrió un bulo que llevaba años repitiéndose (lo de la mermelada y el disfrute sexual can mediante no era nuevo), pero sucedió en una época en la que existía la comunicación inmediata y global. La radio, prensa y la televisión fueron la chispa; los espectadores, lectores y oyentes los transmisores. Quizá pienses que estos ingredientes son los naturales de una noticia viral, pero no son exclusivos: la lista de "rumores históricos" es inmensa.
En época inquisitoria era relativamente habitual acabar en la hoguera si alguien extendía el rumor de que congeniabas con el demonio. Poco importaba que no fuese así porque al final terminabas confesando, los inquisidores eran bastante hábiles en las artes de la busca y caza del viral.
Uno de los virales más extendidos durante la Edad Media fue el de la llamada "Carta de Toledo". Unos supuestos astrónomos toledanos predijeron el fin del mundo para el año 1186 y enviaron una misiva al papa Clemente III con sus predicciones. La noticia se extendió por Europa hasta tal punto que hubo vigilias para la fecha maldita. No sucedió nada, como es evidente. Tampoco para las ocasiones en las que años más tarde fue reproduciéndose el rumor cambiando de fecha y de forma.
Elvis es otro de esos personajes que lleva acumulando rumores desde su fallecimiento. ¿Cuántas veces hemos escuchado aquello de "Se vio a Elvis en tal sitio"? El bulo de que Estados Unidos no llegó a la luna, la chica de la curva, Tom Cruise desayunando placentas... La Historia nos deja un reguero bien amplio de noticias que se expandieron como la pólvora sin que existiera una base sólida para creer su certeza. El ansia por sorprender a quien nos escucha nos puede, esta es una de las bases que hace a los virales ser tan contagiosos. El problema es que no valoramos el alcance de todo lo que contamos. Sobre todo ahora que habitamos más las redes sociales que la realidad, de ahí que los virales estén a la orden del día.