La seda de la araña es muy elástica y es más resistente, en comparación, que el acero o el Kevlar. Sin embargo aún no se ha conseguido producir a gran escala como la seda de los gusanos, por ejemplo. Es por eso que para producir esta tela de 3,35 x 1,2 metros se han tenido que usar un millón de arañas y 70 personas durante cuatro años para poder conseguir toda la seda necesaria.
Pero no son arañas normales y corrientes. Las nephilas, comúnmente llamadas arañas de seda de oro, se encuentran en climas húmedos y calurosos, cerca de los trópicos. Sus tela y su red son tan fuertes que a veces incluso pájaros pequeños han quedado atrapados.
Lo que más llama la atención es el color de la seda que produce: de color dorado. Es por eso por lo que fue elegida para tejer la pieza que está expuesta en el Museo de Historia Natural de Nueva York. Un trabajo que fue inspirado por el misionero francés Jacob Paul Camboué, quien trabajó en Madagascar entre 1880 y 1890. Él consiguió diseñar y fabricar una máquina para poder "ordeñar" toda la seda de hasta 24 arañas simultáneamente.
Trabajo artesanal en el s.XXI
En la época de la información e Internet es fácil pensar que se puede replicar e incluso mejorar el ingenio del padre Camboué de finales del s.XIX., pero nada más lejos de la realidad. De hecho al intentar criar las arañas de la seda de oro en cautividad hay un pequeño problema: se cortan la cabeza unas a otras.
Así que el sistema que ingeniaron los creadores de la tela es más complejo que el encaje de bolillos de Camariñas: contrataron a 70 personas para subirse a los postes telefónicos de Madagascar para capturar a las arañas, las ordeñaron hasta quedar vacías y las devolvieron a su hábitat. Estos arácnidos tardan alrededor de una semana en recuperar la seda y en volver a ser capturados. Por si esto fuera poco, los bichos tan solo son productivos en la estación lluviosa, de octubre a junio.
El proceso se repitió durante cuatro años hasta obtener la cantidad necesaria para poder hacer el mantón que se exhibió en el museo. Y a la vista de todos está que el resultado valió la pena.