Democracia, democracia y más democracia, eso es lo que han pensado unos jóvenes que viven en la calle Balmes, situada en el barrio barcelonés de Sarriá-Sant Gervasi, en la zona alta. Armados con un megáfono y muchas ganas de trollear, anuncian a todo el vecindario sus intenciones. "Sabemos que vivimos en una comunidad, pero nosotros somos los dueños de nuestro balcón, tenemos nuestra lengua, tenemos nuestra historia, tenemos nuestra cultura y hoy, por aclamación popular y por mandato democrático, votaremos si queremos seguir la fiesta".
En algún momento se oyen insultos desde otras casas, refiriéndose a la profesión de las madres de los participantes en este peculiar referéndum. "¡Ala, ala!" responden. "No nos pasemos tampoco, que sois la revolución de las sonrisas". Y a continuación comienzan a meter las papeletas en una urna. Esta vez, y por suerte para ellos, no hubo intervención policial.
Resistencia Catalana: contra los indepes, humor
Los protagonistas de este vídeo son los mismos que hace unas semanas revolucionaron la red al poner a Manolo Escobar a todo trapo en su balcón, algo que fue grabado por otro vecino:
Tras esto se vinieron arriba y decidieron poner el himno de la Guardia Civil, haciendo que la cacerolada sonase al ritmo del himno de la Benemérita, en "el barrio más pobre y oprimido de Barcelona":
Han abierto su propio canal, Resistencia Catalana, que desde el 6 de octubre ha logrado más de 22.000 suscripciones, casi 30.000 en Twitter, 43.000 en Facebook y 7000 en Instagram. "Esta es la contrarrevolución de los catalanes libres de nacionalismo. El humor y la verdad por bandera", se definen en su web.
Y como puede que no sean independentistas, pero ante todo son catalanes, han tardado poco en abrir también una web en la que cuentan con una tienda donde ofrecen merchandising. De momento solo hay disponible una camiseta que venden por 15€. La contrarevolución también tiene que pagar el alquiler, que en la zona alta de Barcelona está muy caro.