Dos pasajeras expulsadas de un avión por hablar catalán. Era la historia perfecta para cimentar el relato victimista del independentismo. Unas pobres señoras que solo quería comunicarse en su lengua materna y que acabaron expulsadas del avión.
La noticia fue publicada por VilaWeb y corrió como la pólvora. Incluso Carles Puigdemont, desde su refugio belga, dio pábulo a la historia, echando cerillas encendidas sobre la gasolina del 155:
Sin embargo, estas historias no siempre son como se quieren dar a entender. Pronto apareció la versión de un novio de una pasajera que... espera ¿era solo una?
¿Ocho mil novios de ocho mil pasajeras compartiendo exactamente el mismo tuit? ¿Rusia ha decidido cambiar de bando? ¿Qué ha pasado aquí? ¿La Unión Europea ha decidido lanzar un contrataque cual el Imperio Galáctico?
O tal vez la historia es más simple...