Puede que seas de los pocos de tu pandilla que todavía no tienes planes los lunes de noche. Quizás ya estás harto de entrar en Twitter y ver #OTDirecto siendo tendencia todos los días y, tal vez, no soportes durante mucho más tiempo que en los grupos de WhatsApp hablen de los concursantes como si fuesen unos colegas más.
Pero todo eso es porque no sabes quién es Amaia Romero, la 'Amaia de España', la concursante que sostiene en su garganta gran parte del éxito del talent show. Dejando de lado por un momento su gran talento musical, el secreto del éxito de esta pamplonica del barrio de Mendillorri es su naturalidad.
Es decir, Amaia podría ser tu amiga, tu hermana, tu sobrina. Por eso mola tanto. Por eso tiene que molarte. Es tan normal que nos la creemos pero, a la vez, es capaz de hacer magia con su voz. De parecer que está a nuestro lado en el sofá cantándonos unos temazos durante cualquier fiesta en nuestro piso.
Un meme con patas en un OT 3.0
El nuevo formato de Operación Triunfo ha sido acertadísimo. Conserva ciertos aspectos de sus primeras ediciones, pero se ha dado por entero a un público millenial y permanentemente conectado, que tarda segundos en hacer un meme y colgarlo en Twitter.
OT ha sabido darle a su audiencia lo que reclama y Amaia encaja a la perfección con la proyección del concurso. Además de sus actuaciones estelares están sus frases -¡buah, qué horror, lo siento, gracias, de verdad!-, y la retahíla de momentos que acaban por convertirse en gifs y compartirse hasta la saciedad.
Fracasó en un concurso y volvió a intentarlo
Hay pocas cosas más españolas que fracasar y hundirte en la mierda, creerte que eres un auténtico bluf y buscarte otra forma más 'normal' de ganarte la vida, dejando tus sueños de lado. Pero Amaia no. Ella es de ese selecto grupo de valientes que vuelve a intentarlo.
Participó primero en Cántame una canción, de Telecinco, y después en El Número uno, de Antena 3. En este último fue Mónica Naranjo, curiosamente, la que acabó con su paso por el programa. Después de su actuación del pasado lunes, sin embargo, la jueza solo pudo decirle: “Apoteósica, sublime, exquisita… La rehostia”.
Le ha descubierto a la humanidad que las mujeres se tiran pedos
Tras su aparente fragilidad, Amaia tiene una personalidad muy auténtica. Tanto, que no le cuesta hablar de los temas más íntimos y escatológicos delante de sus compañeros y, por lo tanto, de las cámaras que nos lo cuentan a todos.
Diva por decir en directo en una gala que tenía ganas de “hacer pis”, Amaia no se corta anunciando que va a “hacer caca” o que cronometra sus propios pedos -”ha durado como 15 segundos”-, de los que, por cierto, le encanta el olor.
Sinceramente educada
Y todo lo anterior, sin parecer soez, que mira que es complicado. Porque Amaia, ante todo, es una tía educadísima que, como confiesa, “a veces me pido perdón a mí misma”. Pero eso no le impide ser, a la vez, franca con sus compañeros y decirles lo que piensa, pero con cariño, como aquí a Cepeda.
No es sincera del tipo “me caes como el culo y como no soy una falsa tengo que decírtelo”, tan de moda en otro tipo de concursos. Es la sincera buena: no me gusta, te lo digo con una sonrisa, te ayudo a mejorar, me alegro de que mejores.
Graciosa sin querer
Podría parecer que Amaia lo que es en realidad es una gran actriz. Que sabe lo que gusta y lo reproduce. Pero no, ella es así. A veces insegura, a veces nostálgica, pero siempre auténtica, de verdad.
Su ya mítico “pero si soy de Pamplona” cuando quisieron plantarle unas mechas “rollo surfero”. Sus reacciones cuando es el blanco de los sustos de sus compañeros por debajo de la mesa, sus vacilaciones al hablar, sus contestaciones, sus confesiones sexuales, sus paranoias con los aspersores. Ella hace todo en serio y, por eso, nos hace tanta gracia.
Rompe los estereotipos de belleza
Con más curvas de las habituales y muchísima personalidad en sus facciones, otro de los triunfos de Amaia es haber echado por tierra los topicazos estéticos en torno a la mujer. Con ropa cómoda en la academia y sin recurrir a vestidos despampanantes en las galas, ella es tan musa que, por ejemplo, el modelito de la pasada semana se ha agotado en las tiendas de esa marca low cost.
Le va el moderneo cañí
Le encantan Marisol y los Beatles, pero no se corta a la hora de cantar Melendi o tocar una de Beethoven al piano como quien fríe un par de huevos fritos. El tema es que, con su infinito y variadísimo repertorio, ha descubierto al gran público a cantantes como El Kanka, por ejemplo, que incluso les ha visitado en la academia, casi más incrédulo por ello él que los concursantes.
Ha logrado emocionar a los haters de La La Land
La versión de City of stars que cantó y tocó a dúo con Alfred es más bonita cada vez que la escuchamos, eso es así. Es más, es tan brutal que incluso aquellos que odiaron la película se ponen el temazo en la intimidad.
Tiene pareja pero no son un pastel
Alfred y Amaia se han conocido en OT, se admiran y se han enamorado. Pero, lejos de lo que suele ocurrir en los reality, no son el uno la prolongación del otro y eso es genial. Primero, porque significa que quieren tener su propio espacio además de compartir un trozo con la otra persona.
Segundo, porque los espectadores agradecemos no verlos pegados y que les siga dando vergüenza darse besos en público. Y tercero, porque son un gran ejemplo de relación sana y natural de dos amantes de la música cuyos caminos se han cruzado.
Así que déjate llevar y hazte amaier. Compra unas cervecitas y súmate al plan de los lunes yendo a ver la gala a casa de un amigo. Después ya nos cuentas si teníamos o no teníamos razón con ese de que vas a quererla. Y mucho.