Ser malo no siempre es fácil. Siempre hay un héroe que está dispuesto a boicotearte tus planes, da igual lo que sea, conquistar el mundo, ayudar a una viejecita a cruzar la calle o rescatar a una familia de patitos que se ha caído en una cloaca, allá estará un paladín de la justicia para frenarte.
Y lo peor de todo es que cuando lo tienes a tu merced, por exigencias del guión no puedes matarlo y seguir a lo tuyo tranquilamente, no. Tienes que hacer un Voldemort y dar un discurso absurdamente petulante que le dé tiempo para escapar. Eso o cometer cualquier estupidez que le permita lucirse y huir para volver y patearte el trasero. Y es que la discriminación que se hace en los guiones es inaceptable.
Dicho esto, hay una serie de villanos cuyos planes eran tan estúpidos o tenían unos agujeros tan grandes que todo cuanto les pasase es poco. Y es que algunos se lo ponen fácil a los héroes.
El Emperador Palpatine
Las precuelas de Star Wars pueden tener todos los defectos que queráis, pero ver como Palpatine pasaba de ser un senador de un planeta perdido en el culo de la galaxia a tener el título de Emperador es una gozada. Podría ser uno de los villanos más calculadores de todos los tiempos si no fuera por un error gravísimo que acabó siendo su final.
Y es que en El Retorno del Jedi nos enteramos que todo el ataque rebelde a la Estrella de la Muerte es un plan diseñado por el propio emperador para acabar con la Alianza, que descubren que se enfrentan no solo a una flota de destructores estelares, también a una “estación de combate armada y completamente funcional” (léase con esa voz tenebrosa del Emperador).
Sin embargo, un aspecto incomprensible del plan es revelar el punto débil que hará que tu superarma explote. Podía dar información falsa, pero no, tenía que ser sincero por primera vez en su vida. Así, como el plan no va a la perfección por culpa de los ewoks, los rebeldes acaban alcanzando el reactor de la estación y ¡BUM!
Los aliens de Señales
Para haber sido capaces de dominar el viaje interestelar, los extraterrestres de la película de M. Night Shyamalan no parecen ser una especie que pare a pensar mucho los detalles de sus planes. Durante media película se dedican a “grafitear” las plantaciones de medio mundo en una maniobra excelente para lograr el efecto sorpresa de su ataque, pero en el último acto nos enteramos de su gran debilidad.
Y es que estos extraterrestres son mortalmente débiles ante el agua. Que intenten invadir un planeta en el que el 71% de la superficie es mortal para ellos es bastante idiota, pero que lo hagan sin equipo protector es más delirante todavía. ¡Que de vez en cuando cae agua del cielo! Y hasta nosotros llevamos paraguas cuando ocurre, ellos vienen a pecho descubierto, literalmente. Se podían poner un chubasquero, ni que sea.
Sin duda, si han elegido esta roca mojada para asentarse es que el mercado inmobiliario galáctico está fatal. Maldito AirB&B…
Hans Gruber
Este terrorista alemán había desarrollado el plan perfecto para asaltar, secuestrar y robar los 640 millones de dólares en bonos que se escondían en la caja fuerte del edificio Nakatomi Plaza en La Jungla de Cristal. Lo que no tenía tan bien pensado era la huida. Y no, el problema en el plan no tiene nada que ver con la presencia de John McLane.
Y es que su idea era salir del edificio en una ambulancia que les estaba esperando en el parking del edificio. Si su plan hubiera salido tal y como planeaba y Bruce Willis no hubiera conseguido una metralleta (ho-ho-ho), una vez culminado su plan trece personas hubieran tenido que huir hacinados en un vehículo que es claramente pequeño para el grupo.
Hubiera sido bastante risible que todo el plan saliera a la perfección solo para que fracasara en el último momento por un guarda de tráfico viera algo raro en un montón de gente montando una rave en una ambulancia –que tampoco parece el vehículo más rápido para emprender una persecución a gran velocidad por las calles de Los Ángeles-. Para rematar, por culpa de McLane el parking queda sellado, por lo que a partir de mitad de la peli, Gruber básicamente no tiene otra forma de huir que saltando por la ventana. Vaya.
Alec Trevelyan
Los malos de James Bond por lo general se les da mejor el arte del monólogo que lo de ser un criminal eficaz. Si lo fueran, no se habrían desaprovechado tantas y tantas grandes oportunidades de acabar de una vez por todas con 007. En vez de pegarle un tiro y seguir con lo suyo, por lo general no pueden resistirse a contar el plan a su némesis antes de pensar una forma original e imposible de acabar con el agente secreto menos secreto de todos los tiempos. Claro, Bond escapa y acaba por frustrar sus planes.
Con todo, muchos villanos de Bond tienen buenos planes. No es el caso de Alec Trevelyan, el exagente 006 que Sean Bean interpreta en GoldenEye. Su plan es hackear el Banco de Inglaterra para transferir todo sus fondos a su cuenta corriente. Hasta aquí bien, si no fuera por un detalle: para cubrir sus huellas quiere usar un impulso electromagnético para borrar todos los registros digitales del Reino Unido. Algo que, sin duda, hundiría la economía británica y posiblemente la de todo el mundo… haciendo que todo lo robado valiera bastante menos de lo que tenía en mente.
Doctor Sorin
Malcolm McDowell es un actor de culto gracias a haber protagonizado una película de culto como La naranja mecánica, y sin embargo no es recordado por muchos más papeles. Eso no quita que cuando se anunció que sería el villano en Star Trek: Generations, primera cinta de la saga tras el final de la magnífica La nueva generación y primera con Picard como protagonista la expectación era máxima. Sin embargo, el resultado es quizá el villano más idiota de toda esta lista.
Su intención no es otra que ser transportado al Nexus, un lugar donde el tiempo no fluye y puede vivir eternamente. Hasta ahí todo correcto. El problema viene cuando para conseguirlo desvía un fenómeno cósmico llamado “la cinta”, destruyendo estrellas y matando a millones de personas. Todo para lograr que la cinta pase por un planeta determinado y lo transporte al maldito Nexus. Pero lo más grave es que no necesitaba hacer nada de eso. Podía haber cogido una nave, viajado hasta la cinta y ¡puf! estaría en el Nexus. Sí, la nave se destruiría, pero él viajaría al Nexus, como todos los personajes de la película que acaban ahí, como Kirk o ¡él mismo!
Solo tenía que no llamar la atención, algo que trata de hacer, pero fracasa al destruir estrellas innecesariamente. Eso llama la atención de la Flota Estelar y en particular de la Enterprise, que tienen esa maldita manía de evitar que los malos ganen. Y así, tras molestarse en desarrollar supertecnología para destruir estrellas y tras conseguir llegar a acuerdos secretos con los klingon y los romulanos, fracasa estrepitosamente.
Y solo necesitaba coger una maldita nave.