Lo que no ocurra en Rusia no ocurre en ningún lado. Si lees una noticia delirante lo más probable es que haya ocurrido en el país más extenso del mundo. El último episodio ha ocurrido en Apaty, una ciudad situada en el territorio ruso en la península escandinava, ya en el círculo ártico. Si estos días ya hace un frío de narices en el sur de Europa, es de suponer que allí debe ser insoportable. Eso mismo debió pensar nuestro héroe, un joven de 20 años, que se vio en necesidad de un poco de vino para subir la temperatura corporal.
¿El problema? Era tan pronto que ninguna tienda estaba abierta. Así que ni corto ni perezoso trazó un plan que no podía fallar, al menos en la mente de un borracho. Se dirigió a un parque de entrenamiento cercano y se hizo con un tanque. Enfiló dirección al supermercado, ante la dificultad de girar en una de las esquinas, aplastó un coche aparcado por el camino, que para algo estaba conduciendo un maldito tanque.
A continuación salió y entró en la tienda tras inspeccionar si el tanque había sufrido algún daño, entró en el supermercado y lo abandonó minutos después con su botella de vino, dejando el tanque abandonado en un lugar en el que posiblemente no se pueda aparcar.
Fue detenido en posesión de la botella robada y no opuso resistencia a la autoridad. Y con todo, no es la persona que peor ha aparcado un tanque.