Año 2018. España tiene un problema con la corrupción, con el independentismo y con un sistema de pensiones que se cae a pedazos, pero entre todo este escenario apocalíptico un debate pseudo-cíclico ha reaparecido aparentemente de la nada, la aparente necesidad de ponerle una letra al himno después de la viralización de una versión de Marta Sánchez.
La Marcha Real es uno de los himnos más antiguos de Europa, ya mencionado en documentos de 1760. No se sabe quién la compuso, pero por aquel entonces suponemos que no tuvo en cuenta que en el futuro se necesitaría que un montón de gente en un estadio de fútbol tenía que poder emocionarse al cantar una letra algo más compleja que el "lo-lo-lolo-lololo".
Por lo general las letras de los himnos no dan para mucho más que para participar en un concurso de poesía de algún colegio, tal vez con la excepción de Els Segadors, que eso del golpe de la hoz sería ofensivo para muchos y no pasaría el corte de lo políticamente correcto tan de moda en los tiempos que corren.
Al menos seis veces se ha tratado de poner letra al himno español, y de momento la que más éxito ha tenido es esa que todos cantábamos en el colegio "Franco, Franco, tenía el culo blanco, se fue a París y lo tuvo gris". Por desgracia, esa nunca ha sido propuesta como oficial, así que queda fuera del ranking. Estos son los intentos de ponerle letra al himno, de más a menos lamentable.
6- Dios salve a la reina, Dios salve al país (1840)
Allá por 1840, con el liberalismo recién instaurado, se hizo la primera y más lamentable intento de ponerle una letra obra de Ventura de la Vega, que terminaba con un "Dios salve a la reina, Dios salve al país". Si bien la última frase puede reflejar el sentimiento de muchos españoles viendo cómo se hacen las cosas desde las salas de mandos, la parte del Dios salve a la reina tiene un parecido al himno británico, que ya se cantaba por la pérfida Albion en 1745. Ante la sospecha de plagio, no podemos sino calificarla de intentona más lamentable.
5- Desde los verdes valles al inmenso mar (2007)
Ante la inminencia de los Juegos Olímpicos de Pekín en 2008, el Comité Olímpico Español se vino muy arriba y decidió que como se iban a ganar tantas medallas de oro nuestros deportistas necesitaban una letra para emocionarse en el podio. De entre las casi 7000 propuestas se eligió la de Paulino Cubero, una letra bastante plana y con la que era tan difícil emocionarse como con la música de la sala de espera de un dentista.
Quizá fue la letra que estuvo más cerca de oficializarse, pero como tantas otras se quedó en el limbo. Hubiera sonado cinco veces en Pekín.
4- La letra de Pemán (1928)
Probablemente la versión con letra más conocida es la compuesta en 1928 por José María Pemán, que tonteó con ser oficializada con algunas modificaciones durante el Franquismo. Aunque nunca llegó a ser oficial, como algunos creen, puede oírse habitualmente en reuniones y manifestaciones de grupos melancólicos. La letra tiene todos los clichés que se pueden pedir a un buen himno, muchos glorias, muchas patrias, y beligerantes yunques y ruedas triunfantes. Llena el pecho, eso hay que reconocérselo.
3- Himno de Jon Juaristi
Aznar también protagonizó su intentona de ponerle letra al himno nacional, algo que encargó a un equipo liderado por Jon Juaristi. Los autores de la letra hicieron peripecias para conjugar lo típico de un himno -la palabra patria y loas al país- con cosas modernas como referencias a Europa. El resultado fue un pastiche políticamente correcto que no era ni chicha ni limoná, si bien al menos no olía a naftalina como otras versiones.
2- El himno de Eduardo Marquina (principios del siglo XX)
A finales del Siglo XIX y principios del XX Europa vivía un momento de fervor nacionalista que acabó como acabó, y que se nota en esta letra compuesta por Eduardo Marquina durante el reinado de Alfonso XXIII. Como el himno de Pemán, tiene muchos glorias y patrias, pero lo que le hace superior es una extraña metáfora: "Púrpura y oro: bandera inmortal; en tus colores, juntas, carne y alma están". Uno no sabe si al carnicero se le ha caído la bandera dentro de la máquina de hacer hamburguesas, pero sin duda esa mezcla de carne humana, psicología y objetos inertes es todo un antecedente del cine de David Cronemberg.
1- La letra de Sabina
Antes hemos hemos hablado de la convocatoria que hizo el COE para ponerle una letra al himno en 2007. De entre las 7000 propuestas destacaba una de un tal Joaquín Sabina. La letra no era muy habitual para un himno, sin glorias, patrias ni vivas. Por no haber, no había ni siquiera una mención a España y se centraba en sus ciudadanos lejos de las típicas consignas patrióticas. Al comité no le acabó de gustar y la idea se quedó en el tintero -Sabina se tuvo que conformar con poner letra al himno del Atleti-, pero al menos a los señores de Ciudadanos les gustó:
Bonus track: el masón traidor
Esta versión del himno, propuesta por los carlistas, es absolutamente espectacular. Nunca tuvo la más mínima opción de llegar a ser oficial, más que nada por esa manía carlista de perder guerras, pero uno no puede sino admirar como por aquella época se pasaban por partes anatómicas hoy innombrables lo de la corrección política. Solo hay que imaginar qué tuitearían los pielesfinas de hoy en día al escuchar "guerra al perjuro, traidor y masón, que con su aliento impuro hunde la nación".
Viva España,
gloria de tradiciones,
con la sola ley
que puede prosperar.
Viva España,
que es madre de Naciones,
con Dios, Patria, Rey
con que supo imperar.
Guerra al perjuro
traidor y masón,
que con su aliento impuro
hunde la nación.
Es su bandera
la historia de su gloria;
por ella dará
su vida el español.
Fe verdadera
que en rojo de amor
aprisiona briosa
un rayo de sol.
Solo por ver a los todo-me-ofende escuchando esta versión merece ser oficializada.