El vídeo homófobo y racista que anima a los rusos a ir votar (a Putin, claro)

Lo que no ocurra en algún lugar de Rusia ocurre en otro lugar de Rusia. El próximo 18 de marzo se celebran elecciones presidenciales en Rusia, en las que el Presidente Vladimir Putin parte como -digámoslo así- gran favorito. Tan pocas dudas hay sobre su victoria que alguien -y digo alguien porque al parecer no está claro quién encargó el vídeo- ha temido que la participación sea baja y alguien pueda decir que eso no es una democracia de gran calidad.

El vídeo fue subido a la red el pasado día 16 y acumula millones de visitas. La narración es absolutamente surrealista y solo puede haber sido escrita por el equivalente ruso de Valle-Inclán. El protagonista es un ruso que decide no ir a votar. Al día siguiente despierta en una Rusia donde es llamado a filas por un ejército multiétnico (el soldado negro de fondo no parece casualidad) que ha subido la edad del servicio militar hasta los 60 y en el que su hijo, con look de scout soviético, le pide un puñado de millones de rublos para el colegio.

El momento más loco es cuando llega a la cocina y se encuentra con un homosexual estereotipado hasta las trancas y su mujer le informa que la ley del nuevo gobierno les obliga a adoptar a un gay si su pareja les deja, y si en una semana no encuentra novio nuevo, le tocará ejercer a él. 

Para rematarlo, al esconderse en el baño se topa con que la ley limita las visitas al retrete. Por suerte para él, además de tener un aire a Resines lo suyo también es un sueño, no sin antes tirar de falso despertar para encontrarse al homosexual antes mencionado en la cama. Claro, el horror.

Una de las candidatas a Ksenia Sobchak, expresentadora de televisión que lidera la lista de Acción Civil, defiende la legalización del matrimonio homosexual. Algo que puede ser visto con recelos por una parte importante de la sociedad rusa, donde recordemos hay regiones en las que se ha prohibido la "propaganda gay" en los colegios.

Con todo, hay que recordar que este vídeo no es tanto contra los rivales de Putin -que también incluyen, por ejemplo, dos candidatos comunistas- que realmente no parecen tener muchas opciones, sino una baja participación que le haga parecer un líder menos fuerte de lo que le gusta transmitir.