La carta del almirante 'facha' de Colau muestra que España no ha cambiado
En la Jungla. La alcaldesa de Barcelona calificó al almirante Pascual Cervera de "facha", sin tener en cuenta que murió en 1909. Su tataranieta ha publicado en redes sociales una carta del almirante que muestra que España no ha cambiado tanto.
18 abril, 2018 17:16España... las dos Españas... un país en el que es posible ser héroe y villano a la vez, donde hagas lo que hagas vas a ser despellejado y admirado a la vez. Algo que, en honor a la verdad, no ocurre únicamente en nuestro país, pero aquí es algo sistemático y especialmente intenso.
Hace 120 años del desastre del 98, y el almirante Pascual Cervera y Topete se ha vuelto a ver enmarañado en disputas políticas que consisten más en lanzarse heces a la cara que en tratar de desarrollar un argumentario político de más de 140 280 caracteres. Ocurrió el pasado domingo, cuando la alcaldesa de Barcelona Ada Colau inauguró la calle Pepe Rubianes, que sustituiría a la calle Almirante Cervera en la Barceloneta.
El actor vivió allí buena parte de su vida, por lo que el cambio no era totalmente descabellado. El problema fue cuando la alcaldesa aseguró que el almirante era "un facha" sin tener en cuenta que vivió entre 1839 y 1909, muriendo al menos década y media antes de que emergiera el fascismo.
La metedura de zarpa de Colau ha hecho resurgir la figura del almirante, una de esas figuras trágicas de una España que se caía a trozos. Por eso, su tataranieta ha querido rescatar una carta que el militar envió a su hijo, en la que describe a una España muy parecida a la de ahora en eso de tener un comportamiento no tan distinto del de una bandada de buitres.
Carta de almirante Cervera a su hijo, mi bisabuelo. La guardamos con mucho cariño porque es sinónimo de honradez y humildad y una lección para mucha gente. Gracias 🙏🏾😘 pic.twitter.com/Y0GnTANDKg
— Cristina Cervera (@criscerverap) 17 de abril de 2018
Una batalla que España no se debió haber luchado
El 3 de julio de 1898, el almirante Cervera estaba al frente de la flota en el puerto de Santiago de Cuba, bloqueada por la flota americana, superior en número y en armamento. Pese a que presentar batalla era un suicidio, desde Madrid, donde se dice que buena parte del Gobierno disfrutó de una soleada tarde en los toros, se le ordenó presentar batalla para satisfacer a la población y no ponerse en contra a la prensa.
El resultado fue que la flota española perdió los seis barcos de los que disponía, murieron 343 marinos y 151 fueron heridos y 1889 -incluido el almirante Cervera- fueron hechos prisioneros. Los americanos tuvieron un muerto y dos heridos. A la superioridad americana hay que sumar que el almirante tampoco adoptó la mejor de las estrategias, tratando de huir a lo largo de la costa -algo que por otra parte facilitó reducir el número de muertos, al permitir a muchos heridos llegar a nado hasta la playa-.