El bullying es un problema silencioso, en el que muchas veces quienes lo sufren no se atreven a hablar. Pero también es un problema estructural, donde todo un grupo humano se organiza en torno a él y a hacer imposible la vida a un grupo de personas. Quienes no participan de ese acoso tienen que elegir entre callar o pasar a formar parte de las víctimas.
Nacho Pagán ha querido explicar su experiencia en un colegio mayor donde el bullying se había instaurado casi como algo institucional. El primer año los novatos eran sujetos de todo tipo de perrerías, humillaciones y violencia física. Cuando los novatos pasaban a ser veteranos se vengaban de todo lo sufrido sobre los nuevos llegados.
Y así, un ciclo infinito de martirios, insultos y vejaciones:
El protagonista explica cómo esa noche se libró de las novatadas gracias a esconderse en el armario de su habitación, como en una película de terror. Sin embargo, no todos los días tuvo la misma suerte.
Nacho enumera algunas de las cosas que tenía que sufrir:
Y si estabais pensando que esto era algo que duraba unos días, como mucho unas semanas, os equivocáis:
¿Y por qué se quedó en ese infierno? Nacho expone dos motivos: el primero el orgullo, y el segundo el grupo de teatro con los que sí había hecho buenas migas.
Entonces comienza el segundo año.
A estas alturas, con los pocos alumnos nuevos con los que contaba el colegio, estaba en serios problemas económicos y su inminente cierre era algo casi seguro. Eso no evitó que las cosas se calmasen, fue casi a peor. Algunos de los episodios estuvieron a punto de sacar lo peor de Nacho.
Pero la alegría duró poco:
Tras vivir todo esto, Nacho deja unas reflexiones finales:
A modo de ejemplo de cómo funcionaban las mentes de los acosadores, está el mensaje enviado la noche que los novatos pidieron acabar con las novatadas:
Y al final de aquel año terminó, por fin, todo: