Normalmente la muerte de un ser cercano como una madre es algo dramático. Claro que no siempre las madres están a la altura y puede que algunos hijos no guarden el mejor de los recuerdos. Normalmente estos trapos mugrientos se quedan en la familia, pero a veces el rencor puede llegar a supurar en la esquela. Y eso suele ocurrir de forma nuclear.
El los dos promeros párrafos de este obituario son más o menos normales, pero a partir del tercero la cosa empieza a patinar al narrar el desliz sentimental de la mujer. Los dos últimos directamente son una bienvenida al infierno:
"Kathleen Dehmlow (Schiunk) nació el 19 de marzo de 1930, hija de Joseph y Gertrude Schunk de Wabasso.
Se casó con Dennis Dehmlow en la iglesia de Santa Anna en Wabasso en 1957 y tuvo dos hijos, Gina y Jay.
En 1962 se quedó embarazada del hermano de su marido, Lyle Dehmlow y se mudó a California.
Abandonó a sus hijos, Gina y Jay, que fueron criados por sus abuelos en Clements.
Murió el 31 de mayo de 2018 en Springfield y ahora será juzgada. Sus hijos Gina y Jay no la echarán de menos y entienden que el mundo es un lugar mejor sin ella".
Pero la extraña historia del obituario, publicado en Redwood Falls Gazette, va más allá. Esta captura extraído de la página de Facebook de la publicación deja claro que la publicación fue polémica incluso en el seno del diario.
Una lectora protestó, considerando que la mujer merecía dignidad y respeto en la muerte. La respuesta fue muy contundente:
"La mayoría de los trabajadores en la gaceta protestó, incluido el editor, pero fuimos desautorizados".
Dwight Dehmlow, familiar de Kathleen explicó que la historia es más complicada de lo que explica la esquela. "Cometió un error hace 60 años ¿y quién no?". Además, también explicó a una radio de Minessota que que fue Jay el autor: "Está muy enfadado. Decidió sacar su odio".