España es uno de esos países donde se vive bien a pesar de la inmensa cantidad de dificultades a las que nos enfrentamos sus habitantes. El clima nos trata con suficiente amabilidad, nuestros productos alimenticios son variados y de calidad, sabemos prepararlos de tantas maneras que nuestra cocina es fuente de inspiración para el resto y disponemos de una variedad tal de culturas y formas de entender el territorio que es una lástima que, por lo general, no sepamos aprovecharlas en su conjunto. Hasta que sales fuera de nuestras fronteras.
Reconozcámoslo: España marca por más que uno nazca en el norte o en el sur. Es cierto que existen raíces únicas en cada territorio, pero también es verdad que nuestra manera de ser es común a pesar de que nazcamos en lugares diferentes. Basta con salir de nuestras fronteras y adentrarnos en cualquier país extranjero: apreciaremos al instante el choque entre nuestra manera de comportarnos y la de los nativos.
¿Acostumbras a viajar por el mundo o solo viajaste en contadas ocasiones? Da igual el caso, habrás echado de menos ciertas costumbres que considerabas universales y que resulta que no lo son. Es curioso: no descubres todos los matices que nos unen como país hasta que lo abandonas. Y es entonces cuando ataca la morriña, claro. Por ejemplo, con las siguientes costumbres.
El jamón serrano
Y nuestro chorizo, resto de embutidos, el queso... Se echa mucho de menos este tipo de productos tan nuestros en el extranjero. Tanto, que la melancolía al volver se hace más soportable con unas lonchas. O con un buen bocadillo de jamón, una delicia tan simple que sorprende que no nos la hayan copiado.
Los horarios de las comidas
En España tenemos un gran problema con los horarios, especialmente los de las comidas. Sabemos por los "guiris" que vienen a nuestro país que sus horas de comer están adelantadas a las nuestras en torno a tres horas. Así que, cuando viajas fuera, suele resultar imposible encontrar un restaurante con la cocina en marcha a las horas habituales en nuestro país. Como quieras cenar a las diez de la noche es más que probable que vuelvas al hotel con el estómago vacío.
La vida nocturna
Decía hace un momento que en España tenemos un gran problema con los horarios. Lo sabemos de sobra, es algo que afecta a nuestra sociedad, especialmente en temas de conciliación. ¿Qué suele ocurrir en el extranjero? Que como viajes y quieras visitar el país de noche te encontrarás con que está todo muerto. No hay ambiente, nadie va por la calle, las ciudades apagan muchas calles... Dar un paseo a las once de la noche equivale a salir en España a las cuatro de la madrugada. Parece un escenario de The Walking Dead, aunque sin zombis.
Los saludos, despedidas y otros gestos sociales
Por lo general los españoles somos muy efusivos a la hora de establecer contacto con otras personas. Y claro, cuando vas al extranjero y eres tú el que se convierte en "guiri", suele haber un choque cultural en la manera de tratar a los locales. Dar dos besos a una mujer, un gesto natural, puede ser embarazoso, igual que apretar bien fuerte la mano de un hombre. También es más extraño hacer contacto cuando hablas con otras personas, como tocar en el hombro o hacer un gesto de amistad. Esa afabilidad tan española nos delata.
Hablar con desparpajo
Esta costumbre puede resultar molesta, pero también es una de las que descubre a distancia a los grupos de españoles. Solemos hablar en voz alta cuando estamos en buena compañía, como si con el volumen diésemos énfasis a nuestras palabras. Y es mucho más notorio en los locales, como los bares: a los españoles se les distingue al momento. Ese desparpajo suele echarse de menos cuando viajas solo o estás en un grupo heterogéneo de nacionalidades.
Los precios
¿Que en España han subido mucho los precios? Espera a salir fuera y verás lo que significa sacar la cartera. Como es obvio, es algo que se nota menos según salgas de las zonas turísticas, pero la media suele ser bastante superior a la nuestra. Al menos en los países occidentales similares a España, que todo dependerá del destino de tu viaje. ¿Un café por 1,20 euros te parecía caro? Espera a pedirlo en Londres o en París...
Hablar en tu idioma
Cuando te escapas al extranjero resulta inevitable llevarse un segundo compañero de viaje: el inglés. Con este idioma vas más o menos a cualquier parte (no te fíes, en una buena parte de países te las ves y te las deseas para intercambiar cualquier palabra), de ahí que cuando lleves varios días fuera te suene a gloria escuchar a alguien hablar en tu idioma. Es inevitable: siempre vuelves la cabeza. Hasta te dan ganas de meterte en la conversación.
Las tapas
Los españoles tenemos fama de fiesteros, y con razón. El estereotipo no es tan exagerado como aprecian los extranjeros, pero sí que se nota esa falta de costumbre a la hora de salir de bares. Si te gusta ir de tapas, o que te sirvan algo de ese estilo con la bebida, puedes ir olvidándote: tendrás que esperarte a la vuelta para deleitarte con unas bravas.
Madrugar menos
Los españoles y los horarios son un caso perdido, es algo que descubres con poner el pie fuera de nuestras fronteras. Aquí entendemos madrugar como levantarse antes de las ocho; en el extranjero las seis de la mañana es hasta tarde. Normal que luego queramos salir por la noche...
Aprovecha para disfrutar de tu viaje y, de paso, descubre todos esos pequeños detalles que ignorabas de tus orígenes. Al fin y al cabo es lo que enriquece la experiencia: no solo viajamos para conocer mundo, también para conocernos a nosotros mismos. Y tenemos tanto por descubrirnos...