En mayo de 1977 una peliculita en la que los ejecutivos de Fox ni buen parte de su equipo tomó la taquilla al asalto convirtiéndose en uno de los mayores fenómenos sociales de la historia. A día de hoy -si ajustamos la inflación- sigue siendo la segunda película más taquillera de la historia solo por detrás de Lo que el viento se llevó y fue el pistoletazo de salida a una de las franquicias más y a la línea de juguetes más vendida de la historia.
En verano de 1978 todo el mundo quería su trocito de pastel de Star Wars. Tras el brutal éxito, se pusieron en marcha la lluvia de ideas para realizar secuelas y todo tipo de locuras para sacar hasta el último crédito de la República de la recién nacida franquicia. Una de las ideas, propuestas por Lucas, era una película con wookies y nada más. La idea suena loca, pero era una idea de Lucas, muy de Lucas, y a ver quién le decía que no a Lucas en ese momento.
Además, el trío protagonista -Mark Hamill, Harrison Ford y Carrie Fisher- estaban realizando todo tipo de apariciones en programas de variedades de televisión, por lo que la CBS propuso realizar un especial de Acción de gracias -una de las festividades más importantes del año en EEUU- mezclando el universo Star Wars y un programa de variedades a lo José Luis Moreno. Y si te estás preguntando por qué hemos comentado la idea de Lucas de hacer una película únicamente con wookies es porque también la tiraron a la mezcla. Si crees que es una mezcla imposible, que sepas que el guionista pensaba lo mismo.
El resultado fue un delirio de dos horas de duración, quizá el producto más infecto jamás grabado con una cámara, que incluía actuaciones musicales, segmentos cómicos poco graciosos, largos diálogos en Wookie sin subtítulos, un segmento en el que el padre de Chewbacca se masturbaba con realidad virtual y a Carrie Fisher cantando una especie de villancico con el tono de Star Wars.
Días festivos en una galaxia muy muy lejana
Da igual que estés luchando una guerra civil galáctica, los festivos son festivos y hay que hacer fiesta y celebrarlo con la familia. La historia de este colosal desastre audiovisual arranca en el Día de la Vida, que vendría a ser una especie de Navidad estelar o algo así. No es que quede muy claro. La cuestión es que es un día para celebrar en familia y Chewbacca quería ir a su planeta en el momento en el que él y Han se encuentran con un bloqueo imperial que les retrasa -por cierto, todos los planos de acción son reciclados de Star Wars-.
En este momento, después de los minutos iniciales, es posible que una parte de la audiencia pensase que estaban a punto de vivir una maravillosa nueva aventura galáctica. Habría que imaginar sus caras cuando segundos después la pantalla saltaba a casa de la familia de Chewbacca y, básicamente les veíamos esperar su llegada en una bizarra secuencia costumbrista de varios minutos con gruñidos sin subtítulos, el hijo de Chewie saca la basura. Ocho minutos después, la audiencia estaba viendo al crío wookie ver a unos hologramas haciendo malabares con música de circo de baja calidad.
Luego vemos a la madre ver un programa de cocina mientras hace la comida y de vez en cuando contactaban por Skype con Luke. Hamill había tenido un accidente de tráfico que le había hecho pasar por el quirófano tras fracturarse la nariz y la mandíbula, por lo que la capa de maquillaje que llevaba es digna de el Joker.
Un wookie viejo masturbándose
Pero posiblemente el momento más loco del programa, de la franquicia, y posiblemente del audiovisual llega cuando un vendedor ambulante irrumpe en la casa y vende al padre de Chewbacca lo que básicamente es un casco de realidad virtual -ellos lo llaman evaporador mental-. ¿Y qué es lo primero que hace el abuelete con semejante tecnología? Lo que hubiéramos hecho todos: mirar porno.
Porno suave, muy suave, pero algo que ve con inequívoca intención masturbatoria. Técnicamente lo que ve es una creación de su mente, una mujer (humana, interpretada por Diahann Carroll, quizá lo único que hubiera hecho mejor-peor este momento es que el porno fuera wookie) que le repite que es “su fantasía” mientras vemos contraplanos del peludo viejete con actitud claramente alegre.
“Oh, estamos excitados”, dice ella. “Solo relájate”. “Te voy a contar un secreto, me pareces adorable”, momento que rebobina tres veces, recreándose ya con vicio y respirando muy fuerte. “Soy tu placer, este es nuestro momento juntos” dice antes de disimular -poco, tarde y mal- con una actuación musical horrorosa interpretada ante un fondo salido de una batidora de LSD.
En todo este delirio se colaron actuaciones absolutamente inconexas de Jefferson Starship -grupo formado por exmiembros de Jefferson Airplane- y Bea Arthur -sí, la misma de Las chicas de oro-. Pero ni eso ni el decente segmento de animación que introducía a Boba Fett salvaba esta calamidad. El final, con Leia cantando un villancico al ritmo de la música de Star Wars está a la altura de esta tróspida película.
"¿Star Wars Holiday Special? Esta película no existe"
El Star Wars Holiday Special no es que sea malo. Es espectacularmente malo, incomprensiblemente malo. No hay plano en la que no te plantees qué diablos estaban pensando al rodar eso. Hamill tenía suficiente con mantener su cara junta y probablemente Carrie Fisher tuviera las mismas drogas en el cuerpo que el que pensó que todo eso era una buena idea. Peter Mayhew (Chewbacca) y Anthony Daniels (C3PO) podían esconderse tras una máscara. Pero Harrison Ford no, y hay que aplaudir su aguante al rodar aquello. Pero uno entiende esta reacción al ser preguntado por ello en una entrevista con Conan O’Brian:
Según cuenta la leyenda, Lucas -que no aparece en los créditos en ningún momento- no había visto el programa hasta que se emitió, lo que resultó en que en el creador de Star Wars ordenase al momento la destrucción de las copias de semejante abominación.
En una entrevista concedida durante la promoción de Episodio III en 2005, Lucas dedicó unas palabras poco amables: “No tuvimos mucho que ver con aquello, ya sabes. No me acuerdo qué cadena fue, pero lo que consiguieron fue... algo. Les dejamos hacer, lo hizo… no me acuerdo quién lo hizo, eran unos tipos de televisión de variedades. Les dejamos usar nuestros personajes y seguramente no fue lo más inteligente, pero aprendes de esas experiencias”.
Y lo cierto es que jamás se volvió a emitir ni se publicó en vídeo y una línea de juguetes que estaba preparada se quedó en la fábrica. Pero gracias a la Fuerza, por aquella época ya existían los primeros vídeos y hubo quien lo grabó. Y la magia de la tecnología ha hecho que si lo quieres ver, lo puedas ver completo en YouTube. Es la forma más rápida de caer en el Lado Oscuro.