Cómo lograr que te echen del WhatsApp de padres por la puerta grande
En la Jungla. Con la irrupción de la mensajería instantánea en los móviles hay una herramienta que terminó dominando al resto: WhatsApp. En todos los ámbitos, también en los colegios. Porque, ¿hay mejor manera de que los padres se mantengan informados de todo lo que les ocurre a sus hijos? Qué error...
15 diciembre, 2018 20:17Pocas herramientas las carga tan malévolamente el diablo como WhatsApp. No porque la aplicación sea un problema, tampoco los móviles, sí porque la inmediatez y facilidad para acceder a la mayor parte de personas ha hecho que WhatsApp se convierta casi en una religión. Felicitamos por WhatsApp, nos informamos por lo que comparten nuestros amigos por WhatsApp, nos mantenemos en contacto con los familiares utilizando los grupos... Y claro, esa facilidad para comunicarse allana el terreno a cualquier asociación, como la de los padres.
Mi hijo ahora está en primero de secundaria, pero llevaba arrastrando un grupo de WhatsApp de padres desde primaria. Seguro que todos los padres saben a lo que me refiero cuando digo que esos grupos pueden convertirse en un campo de batalla tan peligroso que ni Rambo se atrevería a adentrarse metralleta en mano. Lo que comienza como un soporte para los niños, con la idea de que todos los padres sepan qué ocurre en el colegio y puedan ayudarse unos a otros, termina en un desfase de tal calibre que lo último de lo que se habla es de los pequeños. En mi grupo de padres hasta se organizaban juergas de sábado. Y cuando preguntabas por los deberes del lunes...
Mi desafección con el grupo de WhatsApp de mi hijo llegó a tal nivel que al final terminé por abandonarlo sin que el resto de padres me preguntara jamás los motivos ni me instara a regresar al redil. Al principio creía que mi caso era una excepción y que el resto de grupos de padres servía para lo que estaban planteados: ofrecer apoyo a los niños de cara a no perderse las tareas de clase. Pero no, he podido constatar que muchos de esos grupos se convierten en una especie de lugar de encuentro para las aficiones de los progenitores. Fue leer el hilo de Eugenio d'Ors y sentirme plenamente identificado.
Eugenio contó en un divertido hilo de Twitter su experiencia con el grupo de padres de su hija, que actualmente cursa P3. Lo que en un principio servía para poner en contacto a los padres de cara a servir de apoyo para los niños terminó degenerando en un despropósito tal que Eugenio se vio obligado a que le expulsasen del grupo.
Bueno, pues como sois cientos los que me preguntáis cómo logré que me expulsaran del grupo de wasap de padres del curso de mi hija de P3, no me queda otra que explicarlo, pero os advierto que esto ha generado demasiadas expectativas y ya veréis que no es para tanto 😂😂
— Eugenio d'Ors (@ra_LA_me) 14 de diciembre de 2018
En realidad todo empezó en la reunión que se hizo en junio para darnos la bienvenida al colegio. Yo ahí ya me puse de mal rollo, porque detecté una cuchipandi de papis y mamis, unos quince, que ya se conocían de la guardería. Ya se estaban haciendo los dueños del cotarro.
— Eugenio d'Ors (@ra_LA_me) 14 de diciembre de 2018
Se tuvo que votar delegado. Y este grupito, con risitas de complicidad, señalando a un papi: "¡el Alex, el Alex!". Ahí ya empecé a sentir bastante rechazo. Ellos lo decidieron. Pues vale. Pues el Alex. Que además es calvo. Con hija de tres años y calvo. Bien.
— Eugenio d'Ors (@ra_LA_me) 14 de diciembre de 2018
Y empezó la pesadilla. Resulta que la cuchipandi se dedicaba a poner sus gracietas que solo entendían ellos. Incluso quedaban entre ellos desde el chat. Todo esto en julio. El curso ni siquiera había empezado. Recuerdo que pregunté una cosa sobre el cuaderno de inglés. Silencio.
— Eugenio d'Ors (@ra_LA_me) 14 de diciembre de 2018
En un momento dado, cuando entré y me encontré 84 notificaciones, intervine. "Hola, ¿podríamos reservar este chat para asuntos del colegio, por favor?". Silencio. Al cabo de una hora, uno contesta: "Se puede silenciar...". Contesto: "Si se silencia ¿qué función hace entonces?".
— Eugenio d'Ors (@ra_LA_me) 14 de diciembre de 2018
Me contesta otro: "La misma, lo vas mirando". Contesto: "Es que lo que molesta es la cantidad de mensajes que nada tienen que ver con el curso". Silencio.
— Eugenio d'Ors (@ra_LA_me) 14 de diciembre de 2018
Por la noche, otra vez. Venga a vibrar el móvil. Miro. Estaban organizando la barbacoa de mañana. La madre que los parió.
Entonces envío un mensaje: "Cariño, ¿has colgado la ropa?". Mi mujer también está en el grupo, claro. Contesta ella: "Sí, pero el calzoncillo del niño lo he vuelto a meter, que no veas". Añado: "¿Voy haciendo la cena?". Mi mujer: "Vale, te voy pelando patatas". Añade uno: "Ey".
— Eugenio d'Ors (@ra_LA_me) 14 de diciembre de 2018
Otro que no había intervenido nunca: "JAJAJAJAJAJA". Otro: "Tortilla con cebolla o sin cebolla". Empezaron a discutir sobre la tortilla. Se formó un debate impresionante. Y la cuchipandi callada. Yo me vine arriba. Envié la foto del negro de wasap. Ya sabéis.
— Eugenio d'Ors (@ra_LA_me) 14 de diciembre de 2018
No tardaron en saltar varias mamis y algún aliado. Que qué vergüenza, que por favor, que qué me había pensado. Yo de vez en cuando añadía "jajajaja" y ya está. Intervino el administrador. "Cualquier otro mensaje de mal gusto y tendré que tomar medidas". Me la dejó botando.
— Eugenio d'Ors (@ra_LA_me) 14 de diciembre de 2018
Contesté: "¿Que te tomarás medidas? Yo no lo haría, Alex, no creo que aguantes la comparación con el negro".
— Eugenio d'Ors (@ra_LA_me) 14 de diciembre de 2018
Al cabo de unos segundos: "Has sido expulsado del grupo". Lo mejor fue que no cayeron en la cuenta de que mi mujer todavía estaba, de hecho todavía está.
Aunque no se ha dado a conocer nunca como la mujer del que la lió en el wasap. El debate que se generó a continuación fue de partidarios y detractores de mi causa. Y yo leyéndolo desde el móvil de mi mujer, me meaba. Hubo uno que dijo que echarme era de fascistas 😂
— Eugenio d'Ors (@ra_LA_me) 14 de diciembre de 2018
Hace tres meses que comenzó el curso y no me saluda nadie, tampoco yo doy pie, siempre me mantengo alejado de los grupitos, me provocan urticaria. De hecho no sé ni quiénes son los papis de mi curso, me suena alguna cara, el único el calvo del Álex, el que me echó. A ese ni agua.
— Eugenio d'Ors (@ra_LA_me) 14 de diciembre de 2018
Pues esta es la historia, ya veis que no es nada del otro mundo, pero tenía que acabar con esa curiosidad que no os dejaba dormir 😂😂
— Eugenio d'Ors (@ra_LA_me) 14 de diciembre de 2018
Ahora ya la semana que viene os prometo el de los festivales de Navidad, que ya he ido a dos y el de ayer fue especialmente dantesco.
Los grupos de WhatsApp de padres son como las cenas de empresa: comienzan formales y van desvariando hasta que lo mejor que puedes hacer es escaparte sin mirar atrás. Yo lo hice así y no tuve que arrepentirme por ello. Aunque prefiero la metodología de Eugenio: que te expulsen de un grupo es mucho mejor que abandonarlo.