Los Globos de Oro dan el pistoletazo de salida a esa época del año en la que Hollywood se convierte en la fiesta onanística más glamourosa del mundo dándose premios a sí mismo. Las más grandes superestrellas del planeta se pasean por la alfombra roja, directores con un talento extraordinario, productores de manos largas que hacen todo esto posible... pero en la alfombra roja hubo una presencia extraña que robó todo el protagonismo.
Era una figura que observaba desde el fondo, como una de esos fantasmas que aparecen en las fotos que los espectadores envían a Iker Jiménez. Se trata de una azafata con una bandeja de botellitas de agua mineral. Concretamente de una marca de agua embotellada que la lleva desde las Islas Fiyi hasta Estados Unidos, porque suponemos que en el hemisferio norte no hay agua de tanta calidad y hay que trasladar el liquidito 9000 kilómetros.
La cuestión es que la azafata en cuestión se convirtió en una especie de Mocito Feliz, apareciendo en cada foto, en un segundo plano, mirando fíjamente a cámara y robando siempre el protagonismo
ya hay quien la ve por todos lados...
Si pensabas que ya era algo inquietante, espera a ver esto...