Internet cuenta con numerosas capas o subculturas que usan sus propios códigos o lenguajes y que trascienden la superficialidad de nuestras redes sociales. Al fin y al cabo, éstas solo nos muestran información de nuestros círculos socio-afectivos, ideológicos, laborales o que reflejen intereses propios. Se trata de la perfecta cámara de eco que permite y facilita, por ejemplo, la difusión de bulos. Iniciativas periodísticas como maldita.es advierten desde hace tiempo que las mentiras virtuales no se generan en Twitter o Facebook, sino todo lo contrario. Estas plataformas son el último escalafón en la difusión de engaños, que comienzan en foros o comunidades de nicho que pretenden difundir una línea de pensamiento concreta, obtener un beneficio económico o simplemente trolear. Es decir, hacer el mal.
Muchas de estas plataformas se engloban en la denominada manosfera. Se trata de una mala traducción de su etimología inglesa (man, de hombre; sphere, de esfera) que engloba a todos aquellos foros o blogs, personalidades de Internet y usuarios que conforman la comunidad masculina radical de internet. Este conjunto de nichos e hilos temáticos se centran en debatir o criticar el feminismo –así como sus subtemáticas asociadas, como los derechos LGBTQ- y ensalzar su propio concepto de masculinidad. Es imposible categorizar ideológicamente a una masa tan grande de individuos, que incluye a una minoría de mujeres. Existen sin embargo paralelismos entre una parte de los usuarios de la manosfera con ideas propias de la alt right: el neofascismo o derecha alternativa. ¿Por qué?
Los ultraderechistas –partidos y formaciones- aprovechan estos espacios para captar a esos hombres cabreados con el sistema, quienes buscan un entorno seguro frente a lo que ellos consideran un status quo ideológico hostil. La revista Vox explica aquí su modus operandi: primero, insistir sistemáticamente que el empoderamiento femenino va a acabar con la masculinidad tradicional. Segundo, hacerles creer que tienen libertad de pensamiento frente a una masa acrítica. Para ello emplean elementos de la cultura pop como Matrix o El club de la lucha. Por último, verse aceptados en una comunidad que fomenta sus ideas "transgresoras". Es una nueva cámara de eco, pero oculta de los focos de las redes tradicionales.
En muchas ocasiones, en estos entornos virtuales se desprecia por completo al sexo femenino, con usuarios que incluso rechazan la idea de acostarse con mujeres para evitar cualquier tipo de contacto con ellas. Se trata de los volcel o “voluntary celibate men”, hombres voluntariamente castos, quienes incluso afirman no masturbarse para mantener sus niveles de testosterona. En contrapartida encontramos a los incel: los “involuntary celibate men”, quienes básicamente no tienen sexo y culpan a todas las mujeres de sus carencias afectivas. El responsable del atropello mortal de 10 personas en abril del año pasado en Toronto, Canadá, era un incel declarado. Paradójicamente, en muchos de los subhilos que se pueden encontrar en Forocoches, el portal más conocido en España de estas características, los usuarios sienten la necesidad de compartir sus experiencias sexuales.
Reddit o 4Chan son ejemplos de otras plataformas que emplean los integrantes de la manosfera. Al igual que Forocoches, son espacios virtuales que permiten crear hilos o espacios de discusión (subreddits) sobre temas muy concretos. Uno de los más populares es Red Pill, que hace referencia a la pastilla roja que Neo ingiere en Matrix cuando opta por desconectarse de su realidad programada. En él se difunden contenidos falsos como que "el 20% de los hombres obtienen casi todo el sexo total", con lo que el 80% restante deben luchar entre ellos para conseguir acostarse con alguien. Competencia, agresividad y una percepción de las relaciones sexuales como un elemento aspiracional y prácticamente incalcanzable. Eso sí, con una evidente cosificación de la mujer.
Otro ejemplo de ello es cómo las categorizan: mientras las "Becky" son feministas amargadas, dominantes y con el pelo teñido, las "Stacy" son rubias que disfrutan de ser dominadas y que les presten atención. Unos estereotipos que pueden representar un auténtico pozo de inseguridades y frustraciones emocionales del universo masculino. Hay muchos otros términos que conforman un auténtico slang. A finales de 2017, Quartz recopiló una serie de términos que los alt right emplean habitualmente a través de los canales de la manosfera. Oneitis describe a un chico que se ha enamorado de una mujer de la misma manera que se quiere a una madre, y el Unicornio describe a "la chica de tus sueños" inexistente.
Pese a su base underground, este movimiento contrahegemónico antifeminista cuenta con importantes altavoces mediáticos que llegan a un público muy joven. En YouTube, el sueco Felix Kjellberg, más conocido como PewDiePie, ha sido acusado en numerosas ocasiones de coquetear con la extrema derecha al hacer chistes racistas y recomendar canales supremacistas blancos. Kjellberg es uno de los youtubers más populares del mundo, con más de 76 millones de suscriptores, que en su gran mayoría tienen menos de 24 años. Los defensores del productor han negado estas acusaciones calificándolas de simples bromas. Fuera del mainstream, existen otros canales mucho más radicales.
Daryush Valizadehes es el creador de Returns of Kings, una web que finalmente se clausuró el pasado otoño tras la retirada de patrocinadores como PayPal. Su web representó en los últimos seis años el bastión más conocido de la manosfera. Valizadehes, apodado Roosh V, defiende abiertamente que las mujeres son menos inteligentes que los hombres y que no deben tener derecho a voto. También ha comparado la homosexualidad con el nazismo y ha pedido legalizar las violaciones siempre que ocurran en una propiedad privada. De nuevo, como PewDiePie, aseguró que se trataba de "una sátira". Roosh V, que en un sorprendente giro de los acontecimientos aún vive en el sótano de su madre, da charlas y escribe libros donde sobre la "neomasculinidad". Este concepto aboga por el regreso, según Valizadehes, de los "valores masculinos tradicionales".
La correlación con la menosfera y el ascenso político de la ultraderecha en la última década no es accidental. Breitbart, bastión del infoentretenimiento del populismo norteamericano es uno de sus ejemplos más conocidos. Este portal estuvo dirigido por Steve Bannon, jefe de campaña de Donald Trump y ex consejero presidencial, quien fue capaz de intuir que preocupaba a sus potenciales votantes en las elecciones de 2016. Su equipo difundió bulos e ideas simplistas sobre la migración y reactivó al movimiento birther (incrédulos sobre la nacionalidad estadounidense de Obama) a través de la manosfera. El periodista David Furtelle explicaba en The New York Times Magazine como la candidatura de Trump representaba "un sueño húmedo" para los integrantes de esta subcultura. Furtelle, autor de un blog paródico que denuncia la manosfera, defendía que Trump es un auténtico avatar para esta comunidad, un espejo de su visión colectiva del mundo. "Un misógino de la vieja escuela que no está atado por la corrección política; alguien que desprecia a las élites pero que pretende controlarlas; un macho alfa (de nuevo, el slang manosférico) que afirma hacer lo que quiere con las mujeres", describe.
Por varias razones, es razonable argumentar que Vox aglutina al usuario habitual de la manosfera dentro del contexto político español. Primero, porque según el barómetro de enero del CIS, un 66% de sus votantes son hombres adultos. La formación de extrema derecha aglutina el grupo de votantes más masculinizado en España, seguido por Unidos Podemos (59,1%).
En segundo lugar, por su discurso marcadamente antifeminista. El partido de Abascal utiliza el desconocimiento de ciertos sectores acerca de la sencillez del feminismo, (la igualdad económica y social entre sexos), para generar rechazo ante un término perfectamente asumible por el conjunto de la sociedad. Para ello se sirve de promesas electorales difíciles de llevar a trámite o simples mentiras, pero que son fácilmente viralizables. Un ejemplo paradigmático durante las pasadas elecciones andaluzas fue la propuesta para derogar la Ley de Violencia de Género de 2004, una legislación pionera en el mundo. Incluir a los hombres en la ley, como argumentan, es un oxímoron que niega que la violencia contra las mujeres sea estructural. Y lo es. Vox sabía que no contaría con el respaldo de ningún otro partido para sacarla adelante, pero no lo necesitaba: se trataba de un simple golpe de efecto electoral.
En tercer lugar, por su estrategia digital, similar a la de Steve Bannon. Así explicaba la Cadena COPE como Manuel Marisca, su jefe de comunicación, consiguió atrapar a sus potenciales votantes. En la pieza se explica como creó una maraña de perfiles –él las denomina "cuentas patrióticas"- que junto con 120 colaboradores difundió por otras redes sociales donde estuviese su target, evitando Twitter o los medios tradicionales. Aquí es donde entran en juego plataformas como Forocoches, Reddit o 4chan.
Su capacidad para crear contenido muy específico de rápida difusión, con códigos y lenguajes desconocidos para periodistas, resulta ser la herramienta perfecta para difundir el mensaje hasta el segundo escalón: los grupos de Whatsapp. Allí el mensaje o los bulos siguen siendo prácticamente imperceptibles. Para cuando alcancen a las redes sociales más mainstream el contenido habrá permeabilizado en el ciudadano, sin que las herramientas antibulos o los medios tradicionales hayan encontrado una manera efectiva de hacerles frente. Marisca comprende además a la perfección el poder de la comunicación interpersonal: "Pedía durante las fiestas de Navidad o Semana Santa que les enseñasen a los abuelos o a la familia imágenes nuestras", relata para COPE. ¿Qué tipo de imágenes? "Las banderas de España triunfan", concluye.
¿Es posible combatir la manosfera, si ni los medios o los políticos han conseguido parar sus efectos? Otros hombres como Justin Baldoni, actor en la serie Jane The Virgin, ofrecen otra visión más sana y positiva de lo que es la masculinidad, con el objetivo de alcanzar a ese mismo público.
En España, el Insituto Vasco de la Mujer ofrece cursos bajo el marco de Gizonduz (en euskera, "hacerse hombre"): un programa que promover la implicación de los hombres para conseguir una igualdad efectiva entre mujeres y hombres. Se ofrecen cursos gratuitos para empresas privadas, funcionarios e incluso cárceles. Otras fundaciones como CEPAIM han organizado charlas y guías para reeinterpretar que significa la masculinidad desde una visión menos agresiva o competitiva. También se pueden adoptar las armas de Manuel Marisca y hablar con nuestros hermanos, padres y abuelos en las reuniones familiares. Tanto los teóricos de la comunicación como el discurso de Glenn Close en los premios SAG coinciden en una cosa: no hay nada que pueda frenar al poder de unos ojos mirando a otros ojos. Ni siquiera la manosfera.