A sus 75 años, el guitarrista de los Rolling Stones ha sido un habitual de las listas del tipo "los famosos con más posibilidades de morir este año". Y sistemáticamente ha ido sobreviviendo a todo tipo de excesos, adicciones, caídas desde un cocotero o aquella vez que se le cayó una librería encima. Habiendo sobrevivido en su infancia a los bombardeos nazis de Londres y a una electrocución en una de sus primeras actuaciones, ya es un clásico el chiste de que en un apocalipsis nuclear sobrevivirían las cucarachas y Keith Richards.
De su relación con las drogas y el alcohol han surgido muchas historias, como que tuvieron que cambiarle la sangre porque la suya se había vuelto tóxica -una leyenda urbana que él mismo ayudó a difundir, aunque todo indica que sí que se sometió a algún tipo de tratamiento de diálisis en Suiza en 1973. Aunque quizá lo más loco que ha hecho, tal y como él mismo relató en una entrevista, es esnifarse las cenizas de su padre.
Habiéndose construido este personaje, es normal que la gente se sorprendiera del titular de una entrevista concedida a El País con motivo de la reedición del disco que publicó en solitario en 1985: "Ya no desayuno con heroína ni con alcohol. Eso ya terminó".
Preguntado por el hecho de haber dejado el alcohol, no tuvo otra respuesta que "Ah, sí, tío, menudo aburrimiento". Aunque luego puntualizó: "Bueno, a ver, soy Keith Richards. Tampoco voy por ahí diciendo: ‘No bebo’. Bebo copas de vino o cervezas en comidas o cenas. Ya me pasó antes con las drogas, como con la heroína. Lo que quiero decir es que ya no desayuno con heroína o alcohol. El experimento se ha acabado". Curioso, el experimento.
Hermann Tertsch entra en escena tuitera
Un titular tan jugoso no iba a pasar desapercibido por Twitter, y hubo quien se acordó del periodista de ABC Hermann Tertsch por las polémicas que acompañaron su etapa al frente del telediario de Telemadrid.
Una acusación que corrió como la pólvora especialmente tras su polémica con el Gran Wyoming y una agresión que sufrió en 2009 en un local de copas. Tertsch aseguró que fue una paliza auspiciada por el humorista, mientras que el presentador de La Sexta respondía que detrás del suceso "no estaba la W de Wyoming, sino la de White Label".
Tertsch consideraba que una serie de montajes emitidos en El Intermedio habían causado la agresión. Llegó a interponer una demanda que fue desestimada.
Casi 10 años después las confesiones de Richards hicieron que un tuitero se acordase de todo este episodio:
Lejos de dejar pasar el comentario -y eso que ni siquiera estaba etiquetado en él, por lo que podemos asumir que el periodista no solo sigue sus menciones, sino que también hace búsquedas por su nombre-, Tertsch ha contestado con una mezcla de acidez y prepotencia que por otro lado encajan bastante con el personaje que, igual que Richards, él mismo ha creado:
Y las respuestas que ha recibido quizá no eran las que esperaba:
Y es que, si te vas a comparar con Keith Richards, quizá lo mejor es no hacerlo a la hora del carajillo.
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