Ahora que al fin hemos tomado conciencia de la necesidad de visibilizar las voces y los actos de aquellas grandes mujeres cuyos logros quedaron relegados a un segundo plano por su condición de mujer en un mundo de hombres, conviene no olvidarse de que, en ocasiones, los referentes no están tan lejos, sino a nuestro lado, al otro lado del sofá.
Esto es lo que ha demostrado Helena Goch (@Helena_Goch) en un hilo que ha publicado en Twitter recordando el periplo vital de su madre, Pilar Medina, una mujer que llegó a convertirse en la más guapa del mundo pero, justo cuando le llovían las ofertas, escogió el camino difícil: cambiar Madrid por un pueblo de Valencia y estudiar para ser profesora de Lengua y Literatura, el sueño que había tenido desde que era pequeña.
Su hija Helena confiesa a EL ESPAÑOL que su madre está "abrumada" con esta fama repentina después de hacerse viral su historia: "No nos lo esperábamos. Publiqué el hilo para mis cinco seguidores y para ella, para recordarle lo maravillosa que es, y ahora hasta nos están contactando antiguos alumnos suyos. Dice que es el mejor regalo que podría haberle hecho nunca".
Secretaria, Miss, azafata del Un, dos, tres y profesora
Recuerda Helena que su madre "era muy guapa, desde muy joven, y sus amigos la animaban para que se presentase a algún concurso; pero ella quería estudiar porque no había podido hacer una carrera, así que trabajaba como secretaria hasta que ellos la inscribieron a escondidas en un certamen muy pequeño que había en una discoteca de Madrid". Ganó y ella solo pensaba que así podría ganar algo más de dinero para convertirse en maestra.
Quiso escribirlo y contárselo al mundo porque "aunque mi madre está muy segura de lo que hizo y es súper feliz, a veces no lo recordamos y tienes momentos vitales en los que se te olvida lo guay que eres". Esta es su historia:
"El éxito no es tener fama"
Confiesa Helena que, de todos esos años entre platós y pasarelas, su madre recuerda con gran cariño su paso por el mítico programa de Televisión Española: "Adoraba a Chicho. Siempre dijo que era entrañable y lo quería mucho". Además, viajar a Japón a finales de los años setenta fue para ella toda una experiencia que le abrió la posibilidad de "conocer una cultura muy diferente que aun le abrió más la mente".
Sin embargo, supo desde siempre que aquello era solamente un medio y no un fin. Así que un día hizo la maleta y se encerró a estudiar. "Su entorno no lo entendió, le estaban ofreciendo hacer incluso películas, pero ella tomó su decisión. Fue una incomprendida en ese momento", señala Helena, insistiendo en que la vida de su madre es un ejemplo de que "la fama no es sinónimo de éxito. Trabajar, tener dos hijas y viajar con ellas y tu marido sí lo es. Y esto es maravilloso para recordar en la era en la que vivimos".
Ella, que un día también le dijo a su familia que quería dedicarse al arte, recreó a su modo la historia de su propia madre. "Mi entorno tuvo miedo, pero yo sabía que era la única manera de levantarme por la mañana con amor por la vida", confiesa Helena, que lleva cuatro años dedicada a la música después de haber sido actriz anteriormente. "Sin duda su vida fue una enseñanza para mí. Yo cuento mis propias historias y sé que el éxito es subirme a un escenario y emocionar a seis o a 600 personas".
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