Rumari es un niño estadounidense de 11 años que estudia 4º grado en la escuela Chino Valley de California. Su nombre seguiría siendo anónimo si el pasado 5 de abril no se hubiese armado de valor para salir en mitad de la clase a explicarles al resto de sus compañeros que tiene Trastorno del Espectro del Autismo (TEA), un gesto que está dando la vuelva al mundo visibilizando una realidad que afecta, según la OMS, a uno de cada 160 niños.
Su profesora, Lisa Moe, grabó la intervención de Rumari y subió el vídeo a las redes sociales. Desde entonces, medios de todo el mundo han alabado la emoción del momento. "Hoy ha pasado algo maravilloso en mi clase", empezaba la publicación de la maestra. "Mis dos motivaciones principales que intento enseñar cada día a mis alumnos son 'sé amable' y 'sí se puede'", continuó.
En el centro escolar se celebraba el mes de la concienciación sobre el autismo y cada aula estaba decorada con una pieza de puzzle, el símbolo del TEA, colgada en la pared. "Cuando le tocó a mi clase, mis alumnos ya estaba familiarizados con el autismo. Lo que no sabían es que en nuestra clase estaba presente el autismo en uno de sus compañeros de pupitre, en Rumari".
"Lo hago para sentirme mejor"
Rumari levantó la mano y dijo: "¿Podría, por favor, decir algo?". Con el permiso de la maestra, el niño, emocionado, salió a la pizarra a hablarles a sus compañeros. "Durante mucho tiempo ninguno de vosotros sabía que tenía autismo, por lo que pensabais que era raro que hiciera ciertos gestos", explicaba mientras se pone una mano frente a la cara y le da golpecitos: "Es algo que hago cuando necesito sentirme mejor".
Su profesora señaló que "Rumari se ha enfrentado a desafíos que nosotros no podemos entender. Pero hoy se ha puesto enfrente de toda su clase y les ha mostrado que no existe muro o barrera que no pueda superar. Y que era un niño con autismo. Con todo el conocimiento les explicó en qué consistía el TEA y qué sentía cuando no le entendían".
Sus compañeros se mostraron muy atentos a la explicación de Rumari y preguntaron si podían abrazarlo cuando terminó. Lisa Moe, por su parte, sostiene que ha cumplido su próposito como maestra, mientras la madre del pequeño ha declarado estar emocionada con la valentía de su hijo cuyo gesto ha servido para visibilizar el autismo y ponerle rostro, el de un niño.
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