La construcción de una base en la Luna llena de bombas nucleares y con un rayo láser puede sonar al plan de un malo de James Bond. Y con razón, ya que es exactamente el plan del Doctor Maligno, el enemigo mortal de Austin Powers -parodia del agente 007- que quería bautizar a su obra como "Estrella de la Muerte" -sin darse cuenta de que Star Wars se le había adelantado.
El plan es absolutamente estrambótico hasta para una parodia, e imposible de ser tomado en serio. O lo sería, si no hubiera sido un plan real del ejército americano, el proyecto Horizon. Sobra decir que nunca llegó a hacerse realidad.
Era 1959 y la carrera espacial había arrancado con fuerza: un año antes los soviéticos habían sido los primeros en lanzar un objeto al espacio -el Sputnik 1- y a un ser vivo -la perra Kudryavka, conocida por el mundo como Laika-. Estos éxitos iniciales de los rusos hicieron que los americanos entrasen en un profundo estado de paranoia.
¿Y si llegaban antes que ellos a la Luna? ¿Se atreverían a reclamar al satélite como territorio de la URSS? ¿Implicaría eso que cualquier intento de EEUU por llegar a la Luna acabaría en una guerra? Las consecuencias tanto a nivel científico como militar podían ser gravísimas, por lo que el Pentágono puso sobre la mesa todas las posibilidades para llegar y, una vez allí, defenderla.
El 8 de junio un grupo de trabajo de la Agencia de Misiles Balísticos del Ejército presentó un informe titulado Proyecto Horizon: Estudio del ejército de EEUU para la construcción de una base militar lunar. Proyectaba que estuviera operativa para diciembre de 1966.
12 astronautas, bombas nucleares y rayos solares concentrados
El informe apuntaba que la Seguridad Nacional requería que esta base fuese construida lo antes posible y estimaba su coste en 6.000 millones de dólares de la época. El plan no era muy distinto a lo que se plantea ahora para poder construir una base en Marte. La idea era enviar el equipo por adelantado, ensamblando parte de la base en la órbita baja de la Tierra mediante 147 cohetes Saturn A-1 y Saturn A-2 (los "abuelos" del que llevaron al Apolo 11 a la Luna, el Saturn V).
Esta fase comenzaría en 1964 y no sería hasta abril de 1965 cuando los dos primeros hombres pondrían pie en la Luna y comenzarían a construir el asentamiento. Para noviembre de 1966 ya habría 12 astronautas y en diciembre entraría en funcionamiento.
El plan contaba con algunas ideas que serían difícilmente ejecutables, como que esos 12 hombres construyesen cuatro reactores nucleares que serviría como fuente de energía de la base. Cualquier resto de humedad debía ser recogido, y todo lo que incluyese agua, como la orina o las heces serían destiladas para recuperar el máximo del líquido elemento.
En cuanto a los alimentos, las ensaladas serían parte fundamental de la dieta, aprovechando que cultivarlas también convertiría el CO2 de la atmósfera en oxígeno, algo que sería muy útil si los astronautas querían mantener esa manía de respirar. El plan también incluía un pequeño acuario con moluscos y peces que se alimentasen de algas.
Y como eso era la Guerra Fría, también debía plantearse cómo defender la base en caso de ataque. La idea es que los soldados contasen con escopetas y rifles adaptados para ser operados por alguien con una escafandra, además de contar con minas Claymore que podían ser colocadas alrededor de la base. Aunque esto no llegó a aparecer en el documento final, los autores también especularon con la idea de un arma que pudiera concentrar los rayos solares para lanzar una andanada de radiación ionizante sobre el enemigo.
Lo que sí llegó al documento presentado era la idea de llevar armamento nuclear a la base lunar. Era una época en la que el armamento nuclear parecía ser la base de cualquier arma del futuro y EEUU estaba incluso diseñando un mortero capaz de lanzar armamento nuclear, el Davy Crockett. Evidentemente una base lunar debía se capaz de intimidar al enemigo con capacidad atómica desde los cielos.
El proyecto apenas avanzó más allá del estudio de su viabilidad. La NASA acababa de ser fundada en 1958, y poco después el Presidente Eisenhower transfirió el programa espacial del ejército a la nueva agencia, enterrando para siempre el proyecto Horizon.
Teniendo en cuenta que enviar a Neil Armstrong, Buzz Aldrin y al olvidado Michael Collins en un viaje rápido de ida y vuelta costó 25.000 millones de dólares, la proyección de construir una base permanente por 6.000 era claramente optimista. Un cálculo tan descabellado casi todo lo expuesto en ese loco informe.
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