Un hombre sentado con su silla en la orilla del mar. Sus pies cubiertos por el agua hasta los tobillos y, de telón de fondo, los colores anaranjados del atardecer dejándole paso a la luna. Lo que pudo ser un cuadro impresionista se convirtió en una fotografía apretando el botón de un iPhone en el momento preciso.
Y, lo que pudo ser una foto más en la galería de un móvil más que descansa en el bolsillo del pantalón de cualquier persona, se ha convertido en una de las historias más tiernas y populares del verano en Twitter. Más de 5.000 retuits y unos 26.000 me gusta avalan el disparo del periodista malagueño Santiago Souviron, que acompañó la imagen con una pequeña explicación:
Al otro lado del teléfono, Santiago explica a EL ESPAÑOL que no fue, ni mucho menos, un mensaje calculado al dedillo: "No tenía pensado el tuit. Al llegar a casa revisé el móvil, vi la foto y me emocioné al recordar lo que me contó. Una mezcla de tristeza y alegría. Lo publiqué dando un par de pinceladas, sin poner la historia completa porque prefiero que quede entre él y yo. No quise desnudar su intimidad".
No sabe ni su nombre, pero sí que ronda los 80 años y estaba este pasado lunes, a eso de las nueve en la Malagueta, uno de los arenales de Málaga. "Me llevaron hasta allí una serie de casualidades. Había quedado para cenar con un amigo que me llamó a última hora para cancelarlo, así que decidí hacer deporte un rato por el paseo marítimo. Al llegar tampoco me apetecía y fui hasta la orilla de la playa a pasear. Entonces lo vi".
Volviendo como regalo de cumpleaños
"Saqué la fotografía y, cuando me iba, me di cuenta de que estaba llorando, así que me acerqué para preguntarle si necesitaba algo. Me dijo que estaba estupendamente y entonces me contó que había tenido que irse al norte de España por motivos laborales. Al emigrar, conoció a una chica con la que se casó y de la que enviudó. Su hija, que vive en el extranjero, se lo llevó entonces a vivir con él, todavía más lejos de aquí".
Si ya nos había atrapado la foto -con esa mezcla de "melancolía, amor y dureza", que dice Santiago-, su historia nos engancha todavía más y seguimos escuchándole atentos: "Él cumplió años la primavera pasada y, como regalo, pidió volver a su tierra. Y ahí estaba, llorando de alegría".
¿Literatura o realidad?
Santiago reconoce estar "abrumado" por el éxito de su tuit. A pesar de tener más de 6.000 mensajes publicados en la red social, admite que nunca habían pasado de los 300 me gusta pero, desde que publicó la foto el lunes, las notificaciones de su móvil echan humo.
Sin embargo, como ocurre siempre en Twitter, un gran éxito conlleva una gran duda y no tardaron en acusarlo de que se lo había inventado todo para conseguir likes: "Entiendo que la gente pueda pensar eso, pero en ningún momento me he sentido ofendido. Es más, había críticas muy graciosas. Ya sabes a lo que te expones. Si publicas algo estás abierto a que te critiquen", explica.
Santiago cree que todo se debe a que estamos demasiado acostumbrados a ver "noticias negativas y nos olvidamos de que sigue habiendo cosas bonitas, historias sencillas". Asegura que "nunca se me ha ocurrido crear una historia" y que, además, dando pocos datos de esta ha querido "dejar una línea abierta a la interpretación de cada uno. Que sea la gente la que complete la historia. Es cotidiana y puede ocurrir en cualquier lugar del mundo".
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