El municipio tinerfeño de Güímar tiene poco más de 20.000 habitantes y muchos pagarían por ser uno de ellos, y no precisamente por sus volcanes, sus paisajes de ensueño, su clima o su tranquilidad, sino para conocer en persona a Yurena, la dependienta más popular de España gracias a los vídeos publicitarios que graba en el Bazar Fátima donde trabaja.
El lugar, situado en la avenida de Venezuela, 105, es un clásico almacén de propietarios chinos en el que podemos encontrar de todo: desde ropa a juguetes pasando por menaje, ferretería y los complementos más divertidos. Todo esto nos lo muestra Yurena puntualmente con los clips promocionales que publica en la página de Facebook del bazar.
Sin embargo, la fama le ha llegado a través de Twitter gracias a un joven vecino que sintió la necesidad de compartir con el mundo la maravillosa campaña de marketing que el bazar estaba haciendo en las redes sociales:
Aunque todos los vídeos podemos verlos juntos en su fuente original este enlace, los tuiteros no pudieron resistir la tentación de seguir compartiendo en el mismo hilo otros momentazos de Yurena que, todo hay que decirlo, cuenta con un ayudante que también derrocha talento: Alejandro, el hijo de los dueños.
El pequeño de 10 años, han aclarado desde el bazar, no está trabajando allí ni mucho menos. Él estudia, juega con sus amigos y, en ocasiones, ayuda en la realización de los vídeos con el correspondiente permiso paterno. Se pone ante la cámara, sobre todo, para promocionar juguetes y que su mensaje llegue al público infantil:
Yurena, en cambio, le da a todo. Lo mismo desfila como una supermodelo que nos da consejos para decorar la casa o convoca un sorteo promocional:
Y es que, como dice esta diosa del marketing: "La ropa la pone Susana [su jefa], la moda también y ustedes ponen el estilo":
Cientos de miles de reproducciones en sus vídeos les han hecho multiplicar seguidores y les han empujado a abrir su propia cuenta de Twitter:
Y es que ni siquiera Netflix ha podido dejar de comparar el arte de la dependienta con la de Paquita Salas:
Los dueños del bazar, si no se habían dado cuenta todavía de la joya que tenían en sus pasillos, seguro que ahora no la van a dejar escapar.
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