Los seguidores de Arturo Pérez-Reverte no pueden decir que se hayan aburrido en estas semanas de confinamiento. A comienzos de marzo, el escritor avanzaba que dejaría de hablar de política y otros temas polémicos, pero la decisión duró más bien poco para regocijo de las redes sociales, que han dado fe de sus elocuentes reflexiones.
Ahora, cuando vivimos un escenario político que invita a la desidia, los rifirrafes de los gobernantes han extenuado a Reverte hasta el extremo. Haber convertido el Parlamento en una suerte de Twitter chabacano ha provocado que don Arturo pida a sus seguidores que no le pidan más que se pronuncie "sobre esa gentuza que ocupa escaño".
Admite estar "cansado" y constata que "si esos navajeros incompetentes y mediocres están ahí es porque los votamos, unos a unos y otros a otros", pidiendo que exijamos "otra clase de gente la próxima vez". Su tuit citaba un mensaje anterior, concretamente del 5 de noviembre del pasado año, cuando España se despertaba después de uno de los debates electorales y opinaba más o menos lo mismo:
Lejos de incomodarse por el veto, sus seguidores han aplaudido sus palabras:
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