Desde que la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, inauguró el Hospital Enfermera Isabel Zendal —conocido popularmente como 'hospital de pandemias'— no se habla de otra cosa. La popular cortó la cinta acompañada de la plana mayor de los populares en una cita que muchos han criticado por haberse obviado que se trata de un centro hospitalario y no de un "plató de televisión".
Sin personal, pacientes ni quirófanos, en medio de una fuerte polémica y con el boicot de la oposición autonómica de izquierdas, Ayuso se paseó junto a Pablo Casado por las imponentes instalaciones situadas enfrente de la Ciudad Deportiva del Real Madrid en Valdebebas. Íñigo Errejón, por su parte, ha calificado al nuevo hospital de "pelotazo urbanístico", mientras que sus responsables hablan de "centro polivalente".
El vicepresidente Ignacio Aguado aclaró al día siguiente que el centro sanitario "no hace con vocación de estar permanentemente abierto", pero que es "bueno tenerlo" por si llega una "tercera ola" el próximo mes de enero. Cuando no se use, avanzó, será un centro de almacenamiento y logística. Esto explicaría también porque no tiene personal ni quirófanos: "No es un hospital habitual, es para emergencias y por eso se diseña como se diseña", como una copia del que se tuvo que instalar en IFEMA.
El chiste de Rufián
En mitad de la polémica no podía faltar la aparición estelar del diputado de Esquerra Republicana de Catalunya, Gabriel Rufián, que suele estar al quite de la actualidad para publicar uno de sus habituales chascarrillos en su cuenta de Twitter. En esta ocasión, el portavoz de ERC ha hecho un dos por uno y, además del chiste, ha dejado para la posteridad una profecía:
No han tardado en salir voces aplaudiendo la capacidad adivinatoria de Rufián...
...y también, como es habitual, para responderle con algún que otro zasca:
Dentro de cinco años veremos que Rufián puede ganarse la vida con la bola de cristal o tendrá que seguir en su escaño de diputado.