La rapidez con la que se ha desarrollado la vacuna del coronavirus ha hecho que mucha gente en todo el mundo la mire con desconfianza. No se trata de un perfil de personas antivacunas, sino de un alto porcentaje de la población general que está vacunada y ha vacunado a sus hijos de muchas otras cosas, pero que ahora no acaba de fiarse del pinchazo que se antoja como la única arma efectiva para terminar con la pandemia.
Mientras una parte de la medicina y la ciencia señala con el dedo a este colectivo por su "ignorancia", la otra mitad se esfuerza en procurarles respuestas que contribuyan a generar un clima de confianza. En este contexto, el periodista científico de El País, Manuel Ansede, ha compartido en su cuenta de Twitter el fragmento de una película de Tarzán en el que se aborda la desconfianza hacia las vacunas cuando no se tiene información sobre ellas.
En concreto, se trata de un largometraje de 1967 titulado Tarzán en el Amazonas —Tarzán and the Great River, en su título original— donde el protagonista, entre otras desventuras, trata de ayudar a una doctora que tiene el objetivo de curar una epidemia que sufren poblados de nativos de esa zona de Brasil con una vacuna. Una vez más la Ciencia se topa de frente con las supersticiones.
"No es brujería"
El jefe de la tribu atribuía las muertes que se estaban sucediendo en su aldea a una maldición del malvado señor de la guerra —con el que también se enfrenta Tarzán, por cierto—, y ya había aceptado que su pueblo iba a morir cuando llega la doctora a intentar convencerlo de que hay un remedio eficaz.
"No es una maldición, es una enfermedad y la doctora puede ayudar", le dice Tarzán al jefe, mientras la mujer saca una jeringuilla que parece no gustarle demasiado al indígena, que habla de una "lanza de plata" y de "brujería". Le explican que de brujería nada, y el capitán de la barcaza en la que iban navegando por el río los protagonistas se ofrece a ponérsela.
"Tal vez es bueno para el hombre blanco, pero malo para el indio", sentencia el jefe:
Finalmente, como desvelaría Ansede algo más tarde, los nativos accederían a la vacuna después de habérsela puesto el pequeño grumete que acompaña a la comitiva protagonista, Pepe:
Eso sí, aunque esta escena nos ponga ante el espejo, lo cierto es que el resto de la película no es de lo más recomendable. De hecho, la crítica en Fotogramas apunta que "su guión evidencia ciertas dosis de inventiva, pero su realización es de una pobreza aplastante".