Hace tiempo que desde La Jungla veníamos advirtiendo que el Congreso de los Diputados cada día se parecía más a Twitter porque imperaba la política de los zascas por encima del debate. Parece que se busca únicamente dejar en evidencia al contrario con una réplica simplista y eficaz que proporciona minutos de televisión y vídeos virales. La espectacularización del mundo político llevada a su extremo más peligroso, donde se pierde su esencia misma de servicio al ciudadano.
Lo que se ha escuchado esta misma semana, cuando Iñigo Errejón hablaba de salud mental y un diputado del Partido Popular le gritó que se fuera al médico, es buena prueba del nivel al que nos estamos acostumbrando. De hecho, gracias a la recomendación que le han hecho al de Más País su discurso ha multiplicado su visibilidad. Es decir, mucha más gente ha escuchado sus palabras sobre un tema tan sensible únicamente por el salseo que le brindó el del PP con su torpeza.
En este contexto tan preocupante, el expolítico popular Borja Sémper ha querido compartir en su cuenta de Twitter una acertadísima reflexión. Él, que dejó el PP en enero de 2020 después de haber sido militante toda su vida, destaca por su carácter conciliador, un rasgo que parece no encajar en estos momentos de tensión en los que "la política se viene tuiterizando".
"Esto es grave"
Sémper cree que si alguien es un "cafre" en Twitter el alcance de su cafrada es limitado, pero "que la política institucional sea una prolongación de las peores formas de Twitter es lo grave". Considera además que se suceden "mensajes simples de impacto fácil, etiquetas simplonas e insulto rápido", un código "más propio de Twitter" que "viene colonizando la política desde hace un tiempo":
El hilo de Sémper ha adquirido una gran popularidad en la red social, provocando múltiples reacciones como estas:
Algo estamos haciendo mal cuando las personas que velan por el consenso son las que abandonan la política.