Jonas es un "echador de cuentos, fotógrafo y guía de turismo" en Venezuela, pero su fama mundial se la debe a una pequeña criatura con alas atrofiadas y coloridas que ha bautizado como Anastacia. La mariposa, que ha tenido una vida larga gracias a sus cuidados, ha protagonizado durante casi un mes completo los tuits diarios del joven venezolano y son miles las personas que se han conmovido con la historia viral.
Unas 50.000 interacciones figuran en un hilo que empezó el pasado 4 de abril, cuando Jonas se encontró a la mariposa cuando iba a salir de su casa. Le llamó la atención que, al tocarlo, el insecto no salió volando como sería habitual. Se percató entonces de que tendría algún problema en sus alas y decidió cuidarla, empezando por darle alimento a base de agua con azúcar y facilitarle baños de sol:
Jonas empezó a observarla de cerca, a sentir curiosidad por los detalles de sus alas y la atrofia que parecían tener, sin dejar de alimentarla:
Horas después de conocerla, la mariposa ya tenía nombre: Anastacia.
Empezó entonces a dar el parte diario a las personas que seguían de cerca su evolución:
E incluso ahondó en datos más específicos:
No tardó en darse cuenta de que Anastacia era famosa y, como tal, merecía una sesión de fotos a su altura:
Así, las rutinas de la mariposa se convirtieron en las de Jonas:
Y, la verdad, no podemos decir que el chico no se haya desvivido por ella:
Y es que, ¿quién decide qué animal puede ser una mascota y cuál no?
Pero el tiempo seguía pasando y Anastacia empezaba a debilitarse:
Aunque, cumpliendo con su ciclo vital, antes de morir tenía otra misión:
De los 10 días de media que suelen vivir las mariposas, Anastacia estaba cumpliendo todo un récord aunque no se libraba del deterioro inevitable:
Pero Jonas no iba a rendirse viendo cómo Anastacia lo pasaba mal, así que ideó la manera de ayudarla:
Y, finalmente, la despedía el pasado 27 de abril:
No obstante, no se imaginaba que Anastacia le había dejado un regalo inesperado que Twitter ha celebrado:
Desde aquí un aplauso para Jonas que, siguiendo la valiosa enseñanza que nos dejó Antoine de Saint-Exupéry en El Principito, se hizo responsable de lo que había domesticado, solo que en vez de una rosa ha sido responsable de su mariposa.