En abril de 2018 un escándalo dañó la imagen de Aida Domenech, la influencer conocida como Dulceida. Había estado viajando por África y en su Instagram había compartido una imagen en la que se veían tres niños negros con sendas gafas de sol que les había regalado: "¡Una hora con ellas no ha sido suficiente! Feliz por haberlos hecho sonreír. Ahora tienen nuestras gafas de recuerdo, yo sus sonrisas y el tiempo con ellos", escribió.
El aluvión de críticas por la exposición de los menores como si fuesen un souvenir más del viaje fue histórico, pero Dulceida no fue la primera en hacer aquello ni tampoco la última. Los activistas han venido denominando a esta práctica como el complejo de salvador blanco, algo que surge sin voluntad de hacer daño, con el objetivo de documentar las experiencias en redes, pero que termina por alimentar estereotipos racistas sobre la población local, a la que se retrata normalmente solo si es racializada.
Porque a nadie se le ocurre, por ejemplo, viajar a Alemania y pedir prestado a un niño alemán para retratarlo en nuestras redes. No obstante, la última en caer en esta trampa con orígenes colonizadores ha sido la hija de Rocío Jurado y Ortega Cano, Gloria Camila, que ha estado de viaje en México y ha compartido una de esas fotos en las que, con intención clara o no, ella se presenta como la heroína que ha pasado un rato haciéndole caso al niño descalzo y necesitado de un baño que se cruzó en su camino.
Forzar la sonrisa
Gloria Camila ha compartido un par de fotos del momento, que ha localizado en la Reserva del Mono Araña de Punta Laguna, en la mexicana península del Yucatán, a medio camino entre playa del Carmen y Valladolid. Aparece con un niño local en brazos en ambas imágenes, un pequeño descalzo y con la ropa algo sucia, al que se le ve algo temeroso por el momento. No obstante, es la segunda instantánea la que más indignación ha despertado, puesto que ella le obliga a sonreír:
Los comentarios desaprobando la publicación empezaron en Instagram, pero pronto la polémica se mudó a Twitter, donde ha indignado a miles de usuarios:
Aunque la intención de Gloria Camila no pasase por mostrar al pequeño como un trofeo o a ella misma como su salvadora, es lo que ha conseguido, sobre todo al forzar la mueca de sonrisa del niño para salir en la segunda foto. Una pose que está siendo duramente criticada y tildada de racista en las redes sociales:
Las fotos de Gloria Camila con el niño —del que no nos cuenta absolutamente nada, ni siquiera su nombre—, suponen un nuevo ejemplo de este complejo de salvador blanco, un término que han acuñado varios colectivos y activistas y que estaría ligado a la época colonial, años en los que los europeos teníamos la misión de civilizar a los continentes más vulnerables. Otro de los componentes de este tipo de prácticas tiene que ver con la exotización de las personas racializadas.