Carlos Ríos se erigió en nuestro país como el gurú de la comida real. En un tiempo en el que el ritmo de vida y la precariedad empujan a mucha gente a comer alimentos ultraprocesados para ahorrar tiempo, el nutricionista andaluz lleva años liderando una cruzada contra ese tipo de alimentación y promoviendo hábitos y alimentos más saludables, a veces con cuestionables métodos de márketing.
Con más de un millón y medio de seguidores en Instagram, habiendo desarrollado una aplicación de pago, Ríos ha empezado a comercializar sus propios alimentos preparados, vendiéndolos como el paradigma de la salud. Hummus o guacamole que duran muy poco en las estanterías de los supermercados gracias a su legión de fans. No obstante, lo sucedido estos días con su crema de cacao podría suponer un antes y un después en su carrera.
Fue el pasado jueves cuando lanzó su producto, que han analizado exhaustivamente nuestros compañeros de Nutrición. Ha sido la compañía Shukran Foods la que ha elaborado la crema, que cuenta con el sello Realfooding y que él mismo ha alabado como alternativa sana a la Nutella o la Nocilla. Sin embargo, su etiquetado ha generado una gran polémica por contener errores de bulto y no ajustarse a la normativa vigente.
El análisis de Robles
La nutricionista y tecnóloga de alimentos Beatriz Robles, una de las expertas que son consultadas habitualmente por EL ESPAÑOL, analizó el pasado viernes la famosa crema de cacao de Carlos Ríos para la revista Consumidor Global y denunció que la etiqueta del producto reza "sin azúcares añadidos", pero contiene dátiles que han sido empleados para endulzar, por lo que no puede considerarse libre de azúcares.
Así lo ha explicado ella misma en su cuenta de Twitter:
Ríos, que es más de Instagram que de Twitter, no tardó en reaccionar, pero su reacción ha sido del todo surrealista. En contra de lo que se espera de un profesional cuando uno de sus colegas se hace eco de una evidencia, el andaluz emprendió una huida hacia delante que está siendo épica. De hecho, ha trasladado a sus seguidores que "quieren retirar" la crema de cacao porque "la mafia está moviendo sus hilos".
"La industria de los ultraprocesados no ha tardado en reaccionar a nuestro lanzamiento", ha explicado en su publicación, ahondando en que "a ellos no les interesa diferenciar la calidad de los ingredientes" y añadiendo que "quien crea que esta campaña de intento de desprestigio no está orquestada por la industria de los ultraprocesados es que está ciego":
No ha hecho falta decir nada más para que decenas de renombrados nutricionistas españoles salieran a enmendarle la plana a Ríos que, por un lado, estaba faltando al respeto al trabajo de una compañera y, por otro, estaba siendo deshonesto con su más de millón y medio de seguidores. Uno de los que ha salido en defensa de Robles es Aitor Sánchez, de Mi dieta cojea, que ha hecho su propia interpretación de lo sucedido.
"Ayer domingo la polémica se torna mucho más violenta porque Carlos en lugar de asumir los fallos del etiquetado interpreta que 'están intentando quitar la crema del mercado'", ha escrito en sus redes sociales, constatando que "no se han quitado barbaridades del mercado... Para que se quite algo de un líneal tiene que tener tornillos dentro. Una falta administrativa por un fallo en el etiquetado nunca es motivo de retirada de producto".
Según Sánchez, Carlos Ríos estaría polemizando en su propio interés para convertir "esta crispación en una campaña de márketing para su comunidad", una táctica que no sería la primera vez que emplea:
A mayores, Ríos he echado más leña al fuego durante una tanda de preguntas en Instagram en la que ha dicho que su producto se puede consumir a diario y lo ha comparado con el aceite de oliva virgen extra:
Tampoco se ha cortado en pedirle a sus seguidores que saliesen en su defensa en Twitter:
No es de extrañar que el nombre de Carlos Ríos haya sido trending topic durante todo este lunes por sus seguidores y detractores, sobre todo después de que él mismo haya querido explicarse en este hilo:
De nuevo vuelve a deslizar Ríos que detrás del artículo de Beatriz Robles hay una especie de conspiración de multinacionales de los ultraprocesados, procurando desacreditar a la nutricionista que le ha sacado los colores. Lo que no había calculado el andaluz es que gente tan mediática como Mikel Iturriaga de El Comidista o Laura Caorsi, periodista y editoria especializada en alimentación, sacarían a relucir la hemeroteca de Robles para dejar claro que ella no es, ni de lejos, una vendida a las grandes empresas:
Para finalizar, la hemeroteca también se ha empleado en el otro sentido, reflotando este mensaje del Carlos Ríos del pasado tirando piedras contra el tejado del Carlos Ríos del presente:
Con lo fácil que es reconocer los errores y el chute de credibilidad que te da eso ante tus seguidores, Ríos se ha metido en un berenjenal.