Rodrigo Cuevas es un fenómeno de nuestro tiempo. Después de haberse empapado de arte contemporáneo durante los primeros años de su carrera, apostó después por residir en un pueblo de la montaña asturiana con menos de 100 habitantes y emprender una revolución poniendo en valor el folclore y la cultura asturiana. Desde entonces, ha conseguido teñir de modernidad letras y canciones con más de un siglo de antigüedad y triunfar con ellas en escenarios muy distintos, entre ellos el de la Expo de Dubái.
Cuevas estuvo actuando en Emiratos el pasado mes de noviembre. En concreto, el día 18 lo hizo en el pabellón de España en la Exposición Internacional de Dubái y el día 20 en el Sharjah Art, una fundación de arte y cultura contemporánea que se encuentra en la ciudad del mismo nombre y a la que el artista asturiano llegó de la mano de la embajada española en el país y de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo.
Su paso por el país árabe no tuvo en su momento una gran repercusión en los medios nacionales, salvando algunos artículos en periódicos asturianos, pero dos meses después ha copado las portadas de OkDiario y Libertad Digital. Ambos diarios han criticado abiertamente la apuesta de Rodrigo Cuevas, al que han llamado "transformista y supremacista asturiano": "El Gobierno montó un show con un transformista de ultraizquierda en el pabellón progre de Dubái", han resumido.
"Hago de mi vida un cabaret"
Cuevas suele vestirse con prendas tradicionales, aunque también es muy ecléctico y juega con el vestuario en escena. Además, es un firme defensor de la oficialidad del asturiano y nunca se ha mordido la lengua a la hora de hablar de política, como en esta entrevista con EL ESPAÑOL. De ahí, suponemos, que le haya venido el calificativo de "transformista supremacista":
Conociendo mínimamente a Rodrigo Cuevas, sus seguidores esperaban algún tipo de reacción creativa por su parte, pero aun así ha conseguido sorprenderlos. El asturiano ha grabado un vídeo en el baño, ataviado únicamente con un par de toallas, y entonando una copla digna de musical: "Soy transformista, supremacista... Y hago de mi vida un cabaret. Si está amargado, contracturado, pues hágaselo mirar usted".
Su hilarante forma de encajar las críticas le han valido la ovación de las redes sociales:
Eso sí, ha tenido que pedir perdón por haberse dejado el grifo abierto mientras cantaba. Nadie es perfecto.