"Tengo cuatro días para arruinar una boda y robarle al novio". Esto era lo que decía Julianne Potter en 1997 cuando la trama de La boda de mi mejor amigo se torció para ella. Julia Roberts interpretaba magistralmente a la protagonista, que tenía que conseguir como fuese que Michael O'Neal, Dermot Mulroney, no llegase al altar junto a Kimberly Wallace, la adorable novia a la que dio vida Cameron Díaz, consiguiendo incluso que saliera airosa de un karaoke a pesar de sus chillidos.
La película de P. J. Hogan fue todo un éxito en taquilla, gracias también a la genial aportación de Rupert Everett, el amigo gay de la protagonista que la ayuda a poner finalmente los pies en el suelo y no deja que baile sola en la boda que, ojo spoiler, finalmente se celebró. La que todavía está a tiempo de cancelarse es otra ceremonia contra la que están ideando todo tipo de estrategias los tuiteros desde el llamamiento que lanzó esta semana Rubita al más puro estilo Roberts.
"Tengo exactamente 10 días para detener una boda. Consejos aquí", escribía en un tuit que no tardó en hacerse viral y despertar la curiosidad de un buen puñado de gente que intentó, en vano, tener más detalles sobre el tema:
Si las cuentas no nos fallan, la boda en cuestión se celebrará el 26 de marzo a no ser que la magia de Twitter lo impida. De momento, han sido muchos los que se han metido en el papel para dar sus consejos:
Sin embargo, de todos ellos, es justo señalar la intervención de dos agentes tuiteros que actualmente podrían impedir todo lo que se propongan:
Vamos, que con el Covid y Putin de su parte, la tuitera va a tenerlo más fácil que Julia Roberts para evitar esa boda de la que, al menos por el momento, no ha dado más detalles.