A estas alturas de la película, todo el mundo ha visto en bucle la escena que ha enturbiado la gala de los Oscar: la bofetada que el actor Will Smith le dio al cómico Chris Rock por usar la alopecia de su mujer para hacer un chiste. No se habla de otra cosa en las redes sociales, donde podemos encontrar sesudos análisis sobre el tema y también millones de memes ―implicando en el caso de España también a Pablo Motos―, además de todo tipo de opiniones, como la de Gabriel Rufián.
Aunque con el paso de las horas parece que la enemistad de Smith y Rock viene de lejos, la chispa que encendió la furia del primero fue un desafortunado chascarrillo sobre Jada Pinkett Smith y su alopecia, provocada por una enfermedad autoinmune. Si bien es cierto que hace algunos meses ella decidió raparse y lucir su cabeza para normalizarlo, tomándoselo incluso con humor, que se hagan bromas desde el escenario por el aspecto físico de alguien es el todo censurable y parece más propio de tiempos pasados.
"Will Smith me acaba de dar una bofetada", decía noqueado Chris Rock mientras el público todavía no tenía muy claro si lo que acababa de ver formaba parte o no del guión de la gala. No obstante, lo que se escuchó a continuación dejó claro que no: "Mantén el nombre de mi esposa fuera de tu puta boca", dijo el actor hasta en dos ocasiones. Después, a pesar de la reprovable violencia ejercida contra el cómico, ganó el Oscar como mejor actor y pronunció un inquietante discurso en el que trató de justificarse en nombre del amor.
Rufián y el "festival de obviedades"
Con el planeta mirando a Hollywood y la opinión pública dividida entre los que llegan a aplaudir a Will Smith y los que le censuran y le tachan de machista, el portavoz de Esquerra Republicana de Catalunya en el Congreso de los Diputados, Gabriel Rufián, optó por equiparar la violencia ejercida por uno y por otro, argumentando que "violencia es agredir a alguien y violencia es hacer un chiste sobre el físico de alguien":
"Y hasta aquí el festival de obviedades", concluyó Rufián, a sabiendas de que lo más seguro es que los tuiteros se encargasen de que "el festival" no terminase aunque las obviedades hayan sido de otro tipo. Los zascas al de ERC no se hicieron esperar y llegaron de todos los lados, teniendo en cuenta lo enfadada que tiene a la gente de Junts, así que podemos decir que ha sido un auténtico chaparrón del que reproducimos algunos comentarios:
En esta ocasión, Rufián no ha hecho alarde de zascas y decidió pasarse a otros temas rápidamente.