La conversión de Macarena Olona empieza a dejar los primeros cadáveres por el camino. La que fuera el látigo de Vox desde el Congreso de los Diputados, negando la violencia de género o atacando a los menores no acompañados, ahora pareciera que está a un paso de engrosar las listas del Partido Comunista de España. Queda muy lejos aquella mujer que presumía de integrar el team facha en Twitter y lo que hace ahora es sacar pecho siendo amiga de los tuiteros del triángulo rojo; es decir, los que son abiertamente de izquierdas.
El problema es que a estos tuiteros progres los suyos se le han echado encima por ello. Ojo, que pensándolo bien podríamos estar ante una maniobra brillante de Macarena Olona que explicaría su sorprendente giro ideológico que no le perdonan en Vox y que al resto de los mortales nos deja, como poco, con la mosca detrás de la oreja: ¿Y si su propósito es ir cenando por toda España con referentes de la izquierda en redes para neutralizarlos? Piénsenlo, tendría sentido.
Dejando a un lado la ironía y las especulaciones, lo que ha sucedido nos lleva a Galicia, donde Olona ha estado pasando el fin de semana. Primero, la presidente de la Fundación Igualdad Iberoamericana acudió junto al coordinador gallego de la entidad, Ricardo Morado, a la Festa da Lamprea en Arbo, un evento gastronómico de Interés Turístico Internacional que se celebra en el municipio pontevedrés.
"No todo vale"
Pero la parte polémica de su tour gallego llegaría horas más tarde por haber compartido mesa en un restaurante de Vigo con David Romero y Basilio Aragón, más conocido como el camionero "rojo y punky". Ambos tienen perfiles antifascistas en Twitter con decenas de miles de seguidores y comparten contenido de izquierdas, habiendo criticado a Olona en el pasado. Ella, publicó varias imágenes de lo que vino a llamar una "cena inclusiva" en la que se les veía realmente cómodos:
Las críticas de la izquierda a los que consideraban aliados no se han hecho esperar, especialmente en lo que concierne a Basilio, acusándolos de "blanquear a una fascista como Macarena Olona" y demostrar una gran incoherencia por haber compartido tiempo con ella. Estas son solo algunos de los comentarios, en los que muchos adelantan que los han bloqueado:
Por su parte, Olona ha querido defenderlos, pero sus mensajes no han dado sus frutos. Basilio ha ido contestando a muchas críticas y ha explicado que "creer que mis convicciones políticas pueden cambiar por una cena y una conversación es conocerme bien poco". Defiende que él "era rojo ayer, soy rojo hoy y moriré rojo", añadiendo que "vivo de conducir un camión, no de las opiniones de los demás" y que "con 47 años me importa bien poco que la gente me diga con quién puedo y con quién no puedo hablar", llegando a comparar "el discurso que hoy tienen algunos con el discuro de la derecha sobre Bildu".