El chiste dice que "en España ya hay más cenas de empresas que empresas" y aunque el chascarrillo exagera para hacernos reír, la realidad es que los españoles no nos perdemos ni un sarao. Con el mes de diciembre llegan este tipo de eventos a nuestras agendas, unas quedadas realmente peligrosas si tenemos en cuenta que el alcohol afloja la lengua y los que están a tu alrededor aquí no son tus amigos, que saben que eres un bocachancla, sino tus jefes y compañeros de trabajo.
En una cena de empresa puedes salir airoso, caerles más simpático que de costumbre, sorprender a la gente en otro registro que no conocían de ti, o terminar incluso despedido si te conviertes en una persona excesiva en cualquier ámbito: lo poco gusta, lo mucho aburre. No sabemos en cuál de las dos posiciones ha terminado el protagonista de la historia de hoy, pero lo que sí ha quedado claro gracias a la nota que ha dejado a sus vecinos es que se lo ha pasado en grande.
La carta viral ha aparecido en el portal de un edificio ubicado en el barrio del Antiguo de Donostia, según la información que precisa Diario Vasco. Ha sido uno de los vecinos del pieza el que ha compartido su contenido en las redes sociales hasta hacerse viral por su confesión: el pasado viernes 1 de diciembre acudió a su primera cena de empresa y "la cosa se me fue un poco de las manos, cuando desperté al día siguiente no encontraba mi ropa", confesaba el hombre, al que suponemos aun le duraba la resaca.
"¡Creía que había vuelto desnudo!"
"¡Hola, vecinos! El viernes tuve mi primera cena", saludaba en el papel, escrito a mano, reconociendo sin pudor que no encontraba su ropa y había puesto "mi casa patas arriba buscándola. Obviamente, no tuve éxito". Explicaba que "llevo todo el fin de semana dándole vueltas... ¡Creía que había vuelto a casa desnudo esa noche!" y agradecía "al vecino o vecina que la encontró y la dejó en el portal". No obstante, todavía le pide un favor más susodicho: "Necesito saber dónde la encontraste para rellenar algunas lagunas y zanjar la historia", ruega.
"Por favor, si fuiste tú, escribe aquí abajo el lugar donde encontrarte mis cosas. Muchas gracias", finalizaba el escrito, donde ha dejado incluso un recuadro para que la persona le ayude a encajar las piezas del puzzle. Ahora las incógnitas de saber dónde hallaron su ropa, quién tuvo la delicadeza de recogerla y dejarla en su portal, y cuál fue el motivo para que este buen hombre de desnudase con el frío que caía esa noche en San Sebastián tienen al barrio en vilo. Desde luego, hay películas navideñas y comedias románticas que no tienen una trama tan buena.