No es la primera universidad española que plantea acometer un plan de reestructuración que se salde con un 'adelgazamiento' de sus facultades, pero la decisión de la Complutense de Madrid, el mayor campus universitario del país, de reducir sus centros de 26 a sólo 17 ha abierto el debate sobre si necesario modernizar la forma de organización de la educación superior en España.
El plan que ha elaborado el rector de la Complutense, Carlos Andradas, ha sido calificado de "partidista" por la comunidad educativa. Basan esta calificación en la decisión de fusionar todas las facultades de menor tamaño menos la de Matemáticas, a la que pertenece el propio Andradas. Por ello han hecho su propia reestructuración siguiendo los mismos criterios que esgrime Andradas para acometer su plan. El resultado es una reducción aún mayor: la Complutense se quedaría con sólo 12 campus.
"Resulta evidente que hay una decisión política en defender la permanencia de la Facultad de Matemáticas y posibilitar la absorción de la de Estudios Estadísticos. De hecho, si solamente se realizara un cambio en la propuesta del Vicerrectorado, el de integrar Matemáticas, Estadística e Informática, ninguna ratio empeoraría y, además, mejorarían considerablemente las referidas a ECTS matriculados y total de alumnos/as", se recoge en el plan de los profesores al que ha tenido acceso EL ESPAÑOL.
Y continua: "Así pues, el Rectorado parece actuar parcialmente al no someter a reestructuración una Facultad a la que pertenece el Rector y el Vicerrector de Planificación y Evaluación Institucional".
Hay numerosos precedentes
Entre esta batalla de planes cabe preguntarse si este proceso se puede hacer aparcando ideologías.
Uno de los precedentes que mejores resultados está dando es el caso de la Universidad de Barcelona. Es otro gran campus en tamaño, aunque no de las dimensiones del de la Complutense. La primera universidad pública de Cataluña en cuanto a número de estudiantes inició hace dos años una reforma de sus estructuras académicas y administrativas "con el objetivo de modernizar y mejorar su funcionamiento, multiplicar la obtención de recursos del entorno, simplificar la organización para reforzar las actividades de investigación y potenciar las misiones de la universidad".
De 19 centros han pasado a 10 centros, prácticamente la mitad -en proporción, un plan más radical que el de Andradas-, y de 106 departamentos a 59. Ésta última reducción ha sido llevada a cabo por las propias facultades y no impuesta como pretende el rector de la Complutense. ¿El resultado? 500.000 euros de ahorro al año, según los datos que ofrece la Institución.
La Universidad, que cuenta con más de 60.000 estudiantes, considera que este proceso impactará "de manera positiva en el ámbito científico-académico, al dar paso a estructuras académicas con más recursos y servicios, y por lo tanto, más potentes, así como titulaciones más transversales y conjuntas, con mayor coordinación docente y cooperación interdisciplinaria".
Otra universidad que sí ha demostrado que un plan de adelgazamiento es posible es la histórica Universidad de Alcalá de Henares. En 2013 pegó un tijeretazo a sus 18 facultades y quedaron vivas sólo la mitad. Algo similar que con los departamentos que pasaron de 45 a 23. Al igual que la Universidad de La Laguna que de sus 23 facultades con las que contaba en 2013, ahora cuenta con sólo ocho o la del país Vasco, que de 32 centros pasó a 20.
Los estudiantes, en pie de guerra
El Sindicato de Estudiantes, el mayoritario del país, considera que el plan de Andradas consiste en "desmantelar" la Complutense y que las consecuencias son evidentes: "despidos masivos, masificación, pérdida de calidad en nuestra educación y que los intereses privados de unas cuantas empresas sean los que dirijan la universidad pública".
"La necesidad más urgente de la Universidad española es la recuperación de toda la inversión pública que se ha recortado en los últimos años. Esa debe ser la prioridad número uni por encima de cualquier otra cuestión. Sin financiación es imposible ofrecer una educación de calidad y accesible a todo el mundo", dice en declaraciones a EL ESPAÑOL Ana García, secretaria general del Sindicato.
En su opinión, este "ataque" no es un "hecho aislado", sino que es un plan se intentará trasladar al resto de universidades públicas en Madrid y del Estado "hasta que éstas se conviertan en un coto privado para las élites, como ocurría en los años 50".
"El problema de la Universidad no es ni su estructura ni su ineficacia. El problema es la sangría que ha sufrido en los recursos públicos que se le han negado y cuyas consecuencias pagamos los estudiantes con tasas imposibles y los trabajadores con condiciones cada vez más precarias", añade García.