La solución para que el Orgullo LGTB no vuelva a ser multado por exceder los niveles de ruido ha llegado a tan sólo unas horas de su pistoletazo de salida. Hasta ahora, las organizadoras han sido multadas por ruido, lo que las consumía y las abocaba a la desaparición -la multa del año pasado en el escenario de Colón ascendió a más de 10.000 euros-. Para evitarlo, el pleno del Ayuntamiento de Madrid, con la abstención del PP, ha declarado las fiestas de "interés general", colocándolas al nivel de Las Fallas o San Fermín. Así, Carmena podrá modificar o suspender el nivel máximo de decibelios para los actos oficiales del programa.
La salvación de la fiesta gay, in extremis. “La lucha por los derechos LGTB ha sido una reivindicación constante desde los años 70. Ahora, la manifestación más multitudinaria de Europa tiene lugar en Madrid”, empezaba Marta Higueras, mano derecha de Carmena, que ha presentado la propuesta de la mano del PSOE.
La portavoz de los socialistas, Purificación Causapié, ha ido más allá y ha puesto encima de la mesa el verdadero objetivo del texto aprobado: “Queremos que el Orgullo se celebre en Madrid sin penalizar a sus organizadores. Deja en la ciudad sustanciales beneficios económicos. Es una cuestión ética y de derechos”.
El PP se abstiene
Los de Aguirre no han querido votar a favor de la propuesta. Les parecía bien el primer punto –darle interés general–, pero no la modificación del nivel de decibelios, posible gracias a la premisa anterior. El PP ha pedido la votación por separado, pero no se le ha concedido.
Al conocer su opinión, Ahora Madrid y PSOE han acusado a los populares de hacer “ejercicios de cinismo”.
Ciudadanos se ha sumado al ‘sí’, pero ha recriminado a Carmena y Causapié haberles dejado de lado en la trama de la propuesta. También les ha espetado la tardanza: “¿Con tres días vamos a evitar la multa? Espero que dé tiempo, la sanción es del mes de noviembre”.