Para huir del frío de Cracovia, Slavomir reservó junto a su novia una semana en el hotel Sun Village de Lloret de Mar. La reserva en el hotel -cuatro estrellas, todo incluido- era la antesala de una semana de playa, sol y relax. Pero cuando sólo llevaba dos noches en el pueblo, un pequeño incendio en un generador puso en entredicho su semana de asueto. “Nos dijeron que debíamos cambiarnos de hotel”, explicaba el pasado miércoles con un parco inglés delante del Marina Sand, el hotel donde lo habían realojado. Slavomir pensó que los problemas acabarían con la mudanza, pero después de unos días el nuevo alojamiento empezó a presentar problemas. “Ahora no hay wifi ni hay aire acondicionado, tampoco hay televisor y no funciona el ascensor”, se lamentaba. “Y estamos en un cuarto piso”, añadía su novia, visiblemente indignada.
Desde el pasado viernes, Lloret se ha convertido en la capital de los hoteles sin luz. El mencionado incendio en un generador en el Sun Village destapó un pastel que se ha ido haciendo más grande cada día. Endesa descubrió que el hotel estaba conectado ilegalmente a la luz y que tenía una deuda de 150.000 euros con la empresa. Al investigar el resto de hoteles del mismo propietario, José Luis Velasco, la compañía se dio cuenta de que otros tres hoteles también pinchaban la electricidad: el Marina Sand, el Mediterranean Sand y el Savoy.
Cadena de realojos
El descubrimiento inició una cadena de realojos que ha durado una semana entera. En un principio se clausuraron el Sun Village y del Mediterranean Sand, ambos de 4 estrellas y cientos de habitaciones. El resto de alojamientos del grupo absorbió en un primer momento a los clientes que se hospedaban en los hoteles cerrados. El pasado viernes, sin embargo, el Consistorio decretó el cierre de todos los alojamientos y los touroperadores se vieron obligados a encontrar plazas para más de 800 veraneantes. Al final los turistas fueron realojados en localidades que ni siquiera pretendían visitar durante sus vacaciones: algunos acabaron en Blanes, otros en Platja d'Aro.
La imagen que presentaba el Sun Village el miércoles era ilustrativa. El agua de la piscina estaba de color verde. El habitual collage de colores que generan las toallas y trajes de baño en los balcones había sido sustituido por una fachada uniforme con todas las ventanas cerradas. En la recepción, a oscuras, una empleada nos pidió por favor que nos fuéramos. El Mediterranean Sand presentaba una imagen similar: completamente a oscuras y con otra empleada apostada en una silla. Su misión: ahuyentar a los periodistas y realojar a los que llegaban con una reserva a un hotel que ya no tenía luz.
Era el caso de Daeva y Vitos Gedgaudiene, una pareja de Kaunas, Lituania, que llegó el lunes al Mediterranean Sand con su reserva bajo el brazo. “Nos contaron que el hotel estaba sin luz y que teníamos que venirnos a este”, se lamentaba Daeva ante el Marina Sand. “Pero este sitio es mucho más cutre que el hotel que reservamos”. Los Gedgaudiene también hacían referencia a la falta de ascensor y a la pobre calidad de la comida, probablemente debido a la falta de electricidad para las neveras.
El silencio del hotelero
Todos los turistas consultados en la puerta de los hoteles que permanecían abiertos coincidían en señalar la falta de explicaciones que les había ofrecido la dirección del hotel. “Aquí nadie nos dice nada y cada vez estamos más quemados”, explicaba José María Lavilla, 58 años, que había venido desde Tudela. “Yo no me hago 500 kilómetros para venir a un hotel que no tiene ni aire acondicionado”. Adela Torribo, otra visitante de Gijón, señalaba en la misma dirección. “Los españoles se han ido casi todos, la gente ya no aguantaba más esta incertidumbre”.
Desde la empresa tampoco querían dar explicaciones. Este periódico intentó sin éxito contactar con algún representante de la compañía para recoger su versión de los hechos. Tampoco el director del Marina Sand quiso responder a las preguntas de EL ESPAÑOL. Sin querer mencionar su nombre, el director de hotel insinuó que todo era una estrategia de Endesa -”el monopolio es muy fuerte”- y que todo había sido culpa de los periodistas por haber puesto el foco en esos hoteles.
La única respuesta la ofreció el abogado de la empresa el viernes. "Mis clientes han sido víctimas de un boicot", aseguró su letrado a los medios de comunicación. "Mis clientes no han cometido ningún fraude de ningún tipo", añadió. El dueño del grupo, José Luis Velasco, sigue sin aparecer en público y nadie ha conseguido localizarlo.
Los empleados también tenían estrictas órdenes de no responder a la prensa. Algunos, sin embargo, accedían a comentar la situación cuando salían de trabajar, siempre y cuando no se les citara. “La cosa está muy caliente, pero desde hace ya semanas”, relataba un recepcionista. “La electricidad a mi me da igual, el problema que tenemos es que aún no hemos cobrado la nómina de agosto”.
Un grupo bajo sospecha
Los problemas del grupo gestor de estos hoteles no se limitan a un robo de electricidad. El alcalde de Lloret, Jaume Dulsat (CDC), afirmó que la compañía debe cerca de 450.000 euros al Ayuntamiento por impagos de impuestos durante los dos últimos años. “La mayoría de la deuda es por el suministro de agua, pero también hay otras tasas e impuestos municipales”, aseguró el jueves en rueda de prensa. Dulsat también afirmó que la empresa hacía un “uso fraudulento del gas”. El Consejo Comarcal de la provincia inició un trámite de embargo a los cuatro hoteles para que paguen sus deudas. A parte de la deuda de 210.000 euros con Endesa por facturas impagadas, la compañía calcula que durante los últimos meses los hoteles han defraudado unos 168.000 euros más en electricidad.
A todo esto, se suma un conflicto con la plantilla, descontenta por los retrasos en los pagos de las nóminas y por la incertidumbre sobre su futuro laboral. Los trabajadores del grupo llegaron el viernes a un preacuerdo por el que los 130 empleados se iban al paro y la empresa se comprometía a pagarles la nómina de agosto y la parte proporcional de la de septiembre. El grupo Savoy también se comprometió a contratar a la misma plantilla para la siguiente temporada, pero los trabajadores no tienen muy claro que vuelvan a poder operar en la ciudad.
La mala imagen de Lloret de Mar
“Cada vez que sale Lloret en los medios es por lo mismo”, afirmaba la recepcionista del clausurado Mediterranean Sand. Vinculada tradicionalmente al turismo de borrachera, a esta localidad gerundense se le sumó en 2015 la condena de su anterior alcalde, Xavier Crespo (CDC), a 9 años de inhabilitación por aceptar regalos de la mafia rusa. Antes de la condena hubo imputaciones, registros en el Consistorio y acusaciones cruzadas entre los grupos políticos.
“Estamos haciendo un esfuerzo muy grande para promover la ciudad y una situación aislada como esta nos hace mucho daño”, declaró el martes el alcalde. “No puede ser que las malas prácticas manchen la imagen de todo el municipio”. Dulsat incluso explicó que el Consistorio y el Gremio de Hostelería se planteaban denunciar al empresario José Luis Velasco por “perjudicar la marca turística del municipio”.
El alcalde lamenta la mala imagen que supondrá lo ocurrido con esos hoteles y, de alguna manera, también culpa a Endesa. “Podrían haber tenido un poco más de cuidado con las fechas, estamos a principios de septiembre, con casi plena ocupación”, asegura. “Podrían haber elegido otro momento que dañara menos a los clientes y a la imagen de Lloret”.