La crisis económica sigue marcando la brecha con respecto a la obtención de un título universitario en España. La desigualdad de oportunidades educativas vinculada a la clase social de la que procede el estudiante evidencia que el 63% de los hijos de padres profesionales o directivos logra un título universitario frente al 26 de aquellos que nacieron en un hogar de clase trabajadora.
“Debido a la crisis económica y coincidiendo con el fin de la expansión del sistema educativo, se podrá pensar que, a diferencia de los sucedido en el pasado, invertir en capital humano ya no es útil para ascender en la escala social. Sin embargo, los datos disponibles desmienten esta tesis. Incluso en la fase recesiva del ciclo económico, los títulos educativos amplían las perspectivas de mejorar la posición social, atenúan las de degradarla y protegen del desempleo”.
Esta es una de las principales conclusiones del estudio El ascensor social, ¿hasta qué punto una mejor educación garantiza una mejor posición social?, del catedrático en Sociología de la UNED Miguel Requena, que se ha presentado hoy junto al lanzamiento del nuevo Observatorio social 'La Caixa'.
En este primer artículo, Requena analiza hasta qué punto una mejor educación ayuda a ascender o mantenerse en la posición socioeconómica de la que se procede e intenta cobatir "la imagen extendida en los últimos años" de que la educación ya no es "una herramienta tan efectiva para el progreso de las personas".
A partir de datos del INE, Requena concluye que los chavales que proceden de orígenes sociales más bajos tienen 14 veces más probabilidades de accede a las clases profesionales y directivas con un grado universitario bajo el brazo que quienes no completaron la educación secundaria.
EL descenso social
Asimismo, el riesgo de descenso social de las clases trabajadoras está "en relación inversa a la titulación": "En esta clase social se mantienen inmóviles seis de cada diez individuos de secundaria, frente al 52% de los que tienen secundaria (49%) o inferior a secundaria (66%).
En cuanto a las clases profesionales, una tercer parte de quienes no alcanzaron la secundaria pasó a formar parte de las clases trabajadoras. Pero este descenso sólo se produjo en el 8% de los individuos en los mismos orígenes profesionales y directivos que contaban con título universitario.