Más velocidad y más sostenible: los cambios y las ventajas del AVE
Los nuevos proyectos de Renfe buscan mejorar la eficiencia y la sostenibilidad de sus servicios.
19 septiembre, 2017 12:43Noticias relacionadas
En el siglo XIX, el ferrocarril apareció la primera forma de transporte motorizado de gran capacidad tanto para mercancías como para viajeros, gracias a las máquinas de vapor. Aunque no alcanzaba grandes velocidades, supuso una revolución para la época, incluso algunos médicos pensaron que 20 km/h era una velocidad tan excesiva que podría provocar que los pasajeros se desmayaran. Muchos años después, tras innumerables innovaciones, el ferrocarril fue reemplazando el uso del carbón como combustible por otras fuentes como el gasóleo y actualmente de forma mayoritaria la electricidad. Desde 1975 Renfe puso fin a la tracción de vapor y desde 1992 comenzó la operación de servicios de Alta Velocidad que alcanzan velocidades de más de 300 kilómetros por hora.
Esta transición energética de los servicios de Renfe hasta nuestros días ha desembocado en que un 89% de los trenes de viajeros y mercancías de Renfe utilicen la electricidad como fuente de energía, aprovechando como otros consumidores la producción de energías renovables con su consiguiente reducción de la huella de carbono. De esta forma, Renfe en 2016 utilizó un 33% de energía procedente de fuentes renovables, lo que ha permitido reducir la huella de carbono por viajero transportado en un 60% desde 1990, año base del Protocolo de Kioto. Estas mejoras unidas a la eficiencia intrínseca del ferrocarril hacen que sea entre 4 y 7 veces más eficiente en términos de CO2 que competidores directos como la carretera o la aviación. Otra ventaja adicional de servicios como las Cercanías de Renfe es su electrificación en más de un 95%, lo cual contribuye no solo a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, sino también a mejorar la calidad ambiental atmosférica de las grandes ciudades en España.
Según datos de la Agencia Internacional de Energía (IEA) y de la Unión Internacional del Ferrocarril (UIC), el transporte es responsable del 23% de los gases de efecto invernadero, cifra que se espera que se duplique entre 2010 y 2050, mientras que el ferrocarril solo realiza un 3,5% del total de emisiones del transporte, moviendo al 8% de las mercancías y de los viajeros a nivel mundial.
Diversos estudios muestran como el ferrocarril es más sostenible que sus competidores integrando incluso todo el ciclo de vida completo de la infraestructura y de los vehículos ferroviarios desde su construcción hasta su mantenimiento. “Carbon footprint of Railway Infraestructure” (UIC, 2016) o como el transporte por ferrocarril genera menos efectos externos negativos que otros competidores “Costes Externos del Transporte en Europa” (CE Delft, INFRAS, 2011) generando amplios beneficios económicos para el conjunto de las economías de la UE.
Fernando de la Fuente y Gabriel Castañares, miembros de la Gerencia de Área de Energía, Procesos y Calidad de Renfe, están convencidos del amplio potencial de mejora del ferrocarril en los próximos años, tecnologías como el freno regenerativo, permiten devolver a la red eléctrica pública la energía sobrante del freno. Esta tecnología actualmente disponible en la mayoría de los trenes de Alta Velocidad permite regenerar más de un 7% de la energía consumida en tracción. Además, la instalación de inversores que permitan la reversibilidad de subestaciones de corriente continua permite a Renfe incrementar esta regeneración en servicios de Cercanías, donde debido al mayor número de paradas pueden obtenerse ahorros de más de un 10%.
Ahorrar energía apostando por tecnologías innovadoras también es posible, en Renfe están desarrollando proyectos para instalar programas de ayuda a la conducción u de conducción automática para conseguir ahorros de entre un 10 y un 20% de energía comunicándole al conductor los perfiles de velocidad.
También se consigue una mejor gestión energética apostando por la interconexión en redes inteligentes “Smart Grids”, en las que los consumidores intercambian, almacenan y generan energía para conseguir un aprovechamiento eficiente. Ya existen proyectos e iniciativas para en donde los trenes de Renfe y la energía que consumen y regeneran pueden intercambiarse dentro de estas redes, compartiendo por ejemplo su energía con coches eléctricos.
Todos estos avances, unidos al confort o la puntualidad de los servicios de Renfe buscan incrementar la transferencia modal desde la carretera o la aviación. Para ello, la divulgación de las ventajas ambientales del ferrocarril es un argumento clave a favor de Renfe, según Gabriel y Fernando claros ejemplos son que cada kilómetro en coche se traduce en más 140 gramos de CO2 emitidos, o que las afecciones a la salud debidas a la contaminación atmosférica de nuestras ciudades afectan a decenas de miles de personas cada año en nuestro país.
Aún así, a pesar de todos los avances, sigue existiendo una debilidad para el uso de los transportes sostenibles: el ser humano. Quien prefiere seguir utilizando su vehículo personal por temas de comodidad y status, exponen Gabriel y Fernando, ‘no son conscientes de los contaminantes que puede generar su coche, a no ser que hubiera un contador que te dijera que cada kilómetro en coche se traduce en 100 gramos de CO2 para el medio ambiente o que anualmente mueren 7.000 personas a causa de la polución en España, entonces quizá serían conscientes’.
Desde Renfe están seguros de que el futuro de la compañía y del transporte en general se basará en una movilidad descarbonizada, gracias a la electricidad libre de CO2 y a otros combustibles alternativos. Todo ello hace del tren un medio esencial en el presente y de cara al futuro como la columna vertebral de un transporte sostenible y bajo en emisiones de dióxido de carbono.
Las personas deberían saber que el tren es el medio más sostenible después de la bicicleta y que su uso es directamente proporcional a cuidar el planeta en el que vivimos. Viajar de Madrid a Barcelona en coche multiplica por cuatro las emisiones que se harían en tren, y por siete si se utilizara el avión.
Desde el inicio de los trenes de alta velocidad en 1992 hasta el año 2016 se ha permitido un ahorro para la sociedad estimado en 4.286 millones de euros en términos económicos, sin hablar de los ahorros que se han conseguido sobre el impacto en el medio, en el cambio climático, en la contaminación y en la tasa de accidentes, por lo que utilizar el tren es cuidar la columna vertebral del transporte sostenible.
'Más velocidad y más sostenible: los cambios y las ventajas del AVE' es un contenido elaborado con la colaboración de Renfe.