Uno de cada tres niños españoles de 10 años tiene un smatphone en sus manos desde que se levanta hasta que se acuesta. A más edad, mayor porcentaje de uso. A los 15 años nueve de cada diez adolescentes lo tienen, según el Instituto Nacional de Estadística. El móvil es una ventana al mundo, pero también un agujero negro hacia el descalabro.
Por ello, Francia ha decidido prohibir el uso de móviles en los colegios y universidades. Una medida tan controvertida como esperada, ya que cada vez son más los partidarios de vetar los smatphones entre los más pequeños. Pero, ¿hasta qué punto es conveniente evitar que los niños usen un elemento tan naturalizado?
María Zabala, experta en ciudadanía digital y promotora del blog iwomanish, es contundente: "No. Prohibir no es educar". Para Zabala, vetar el aparato "no ataja el problema porque el problema es conductual. Prohibirlo directamente es la solución más rápida y la que más vende".
¿Debería haber en España legislación estatal?
Aunque en España no hay ley estatal al respecto, el Real Decreto de Derechos y Deberes de los Alumnos y las normas de convivencia en los Centros recoge la prohibición de cualquier comportamiento que altere el ritmo de la clase o moleste al resto de compañeros. Aunque dicho texto no es específico, se asume que los móviles no pueden usarse en aulas por perturbar su ritmo normal.
Muchas comunidades autónomas, como Castilla-La Mancha, Valencia, Madrid o Cataluña han aplicado medidas y son muy restrictivas. De facto, en España los móviles están prohibidos en los colegios. Una prohibición que cada centro escolar aplica con autonomía -la que les concede el citado Decreto. Hay centros que requisan los móviles a la entrada, mientras que otros permiten su entrada pero no su uso.
Pero pese a estas medidas los profesores se siguen encontrando con smartphones y usos indebidos cada día, como el ciberacoso o la difusión de fotos personales. Para Zabala, este no es un problema que se arregle con una prohibición total de los móviles. "Si los prohibimos estarán esperando a cuando salgan del colegio para usarlos con más ahínco", explica. De hecho, el bullying se produjo en 2016 un 55% más fuera del colegio que dentro de las aulas, según la Fundación ANAR.
Educar a cómo se usa el móvil
"Estamos acostumbrado a desviar la responsabilidad de todo lo que pasa a terceros: a Google, a Facebook, al Gobierno... Pero los usuarios tienen mucho poder para protegernos y para decidir cómo usamos la tecnología", relata Zabala.
Para Sonia García, la secretaria de Comunicación del sindicato de enseñanza pública ANPE, la escuela "no puede estar al margen de lo que está pasando en la sociedad". De hecho, para García "la educación tendría que estar por delante de la sociedad y vamos por detrás. La tecnología es una herramienta común de cultura y ocio, ¿por qué no introducirla en el aula? La pregunta es cómo: hay que hacerlo de manera responsable y sabiendo utilizarla a través de buenas prácticas educativas".
Para ello es fundamental que los niños no asuman que el móvil es sólo para un uso personal, sino que también pueden usarlo para fines formativos -como después lo harán en su ámbito de trabajo. Y por ello es importante que los padres se impliquen en la educación tecnológica de los niños.
"Es fundamental analizar cómo estamos los padres de permisivos con el tema tecnológico", explica Zabala, que cree que aunque hay mucha información disponible "los padres necesitan recursos prácticos para evitar peligros. Es necesario que sepan cómo configurar los móviles de sus hijos para que no tengan acceso ilimitado y que haya más comunicación entre familia y colegio".
¿Está relacionado el fracaso escolar con los móviles?
El fracaso escolar es otro de los grandes frentes de la prohibición de los móviles. De hecho, un estudio de la Universidad Autónoma de Barcelona afirma que el fracaso escolar registra un "incremento lineal" a medida que aumentan las horas dedicadas a los soportes tecnológicos y se reduce el control de los móviles. "El uso de la tecnología es más complejo y amplio como para reducirlo a eso", esgrime García.
"El fracaso o el éxito está muy relacionado con las buenas prácticas y el uso racional de la tecnología", advierte la secretaria de ANPE. Zabala es de igual parecer: "El niño que se concentra por norma se va a seguir concentrando incluso con dispositivos a su alrededor, el que se distraiga con facilidad lo hará con móvil y sin él".
La experta en ciudadanía digital afirma que la prohibición por ley "supone abordar una situación superficialmente, es poco correcta. Al niño tenemos que enseñarle a controlarse y si se salta las normas y los límites enseñarle que hay consecuencias. No creo que los gobiernos tengan que tomar todas las decisiones que regulen nuestra vida, tenemos que tener libertad y, sobre todo, responsabilidad para tomar decisiones. ¿Van a prohibir también que los móviles se saquen en la oficina?".