Luis Moncholi Giner, al que todos conocían como ‘El notario’ (por su profesión) en Las Palmas de Gran Canaria, estaba haciendo submarinismo, disfrutando del día en la playa, cuando la fatalidad se cruzó en su camino. Nadie sabe cómo ocurrió, pero los servicios de emergencias, tras recibir una llamada, se encontraron su cadáver en la playa.
En un primer momento, no se supo de quién era el cadáver. Los servicios de emergencias, tras el aviso, se acercaron a la zona donde se encontraba flotando y lo rescataron. Se lo llevaron de inmediato en helicóptero, pero no pudieron hacer nada por él.
Pasadas las horas, se ratificaron todos los datos del suceso. Luis, que había sido notario la calle Poema La Maleta, en Vecindario, había acudido a la costa de Tacorón, en el municipio herreño de El Pinar, a pegarse un baño y hacer una de las cosas que más le gustaban en la vida: submarinismo.
El centro de Coordinador de Emergencias y Seguridad (Cecoes) recibió una alerta a las 13:00 horas avisando de que una embarcación había localizado a un buceador flotando en el mar, a unos cien metros de la orilla de Tacorón. Inmediatamente, se puso en marcha el dispositivo para llegar lo antes posible e intentar salvarle la vida.
Segunda persona que muere haciendo submarinismo
Sin embargo, una vez en la playa, todo se torció. El helicóptero del Grupo de Emergencias y Salvamento (GES) llevó a cabo el rescate y se le trasladó hasta el muelle de Restinga. Allí, los sanitarios trataron de reanimarlo.
Pero todos sus intentos fueron en balde. La ambulancia del Servicio de Urgencias Canario (SUC) certificó su muerte. Su caso no es el único que ha ocurrido en los últimos tiempos. En 2017, otro buceador, mientras realizaba prácticas de submarinismo, murió en la costa herreña de La Restinga.
Su muerte deja desolada a una isla que, a pesar de todo, lo quería. Luis Moncholi fue notario en Mogán cuando peor lo pasaba el municipio, inmiscuido en una trama de empresarios y representantes vinculados a irregularidades urbanísticas. Pasó malos momentos. Pero nadie imaginó que, este fin de semana, fuera a perder la vida haciendo lo que más le gustaba: submarinismo.