Las víctimas mortales por coronavirus en España no cesan. Ni de los pacientes ni de los sanitarios de todo el país que están en primera línea de batalla contra el Covid-19. La última sanitaria fallecida es Sara Bravo López, una médico de familia de 28 años que trabajaba en la localidad manchega de Mota del Cuervo. Esta doctora estuvo varios días ingresada en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital La Mancha Centro, situado en Alcázar de San Juan, a raíz de su positivo en coronavirus Sars CoV-2 que ha provocado que pierda la vida este fin de semana. Según una familiar cercano, en el centro donde trabajaba "no tenía medios para protegerse".
La joven médico, no obstante, presentaba patologías previas al ser asmática, lo que ha dificultado su recuperación. Pero ni eso ni sus problemas crónicos de rodilla le impidieron cumplir su sueño: ser médico. Y lo logró tras siete años de estudio, entrega y sacrificio en la facultad de Medicina la Universidad de Valladolid, que quedaba a una hora y cuarto en coche de la localidad en la que reside su madre y toda su familia materna, Santa Cristina de la Polvorosa (Zamora). La médico quería, de hecho, vivir en ese municipio con su madre, ya que se acaba de construir una casa allí. Un plan que se ha truncado.
Y es que Sara, a pesar de que nació en Ciudad Real en 1991, siempre estuvo muy vinculada al citado municipio zamorano. "Aquí, desde siempre, pasaba las vacaciones, como Navidad, porque antes de que la madre de Sara viniese a vivir aquí (vivía en Alcázar de San Juan), Sara venía, junto a ella, a visitar a sus abuelos y a sus tíos", cuenta a EL ESPAÑOL José Carlos, familiar de la doctora Sara Bravo. Los lazos con este pueblo de la joven doctora eran tan fuertes que las banderas de su Ayuntamiento han amanecido este lunes a media asta en honor a la joven médico fallecida.
El dolor, de hecho, es latente por todos los rincones de Santa Cristina de la Polvorosa porque casi un cuarto del municipio de 1.100 habitantes tenía algún parentesco con la joven Sara, según apunta a este diario una persona muy cercana a la familia. Pero, sin duda, "lo más doloroso es que no pudimos viajar al Hospital La Mancha Centro a despedirnos de Sara porque no nos dejaron por el confinamiento. Sólo durante los últimos días ella hablaba telefónicamente con su madre, su tía y primos. Y, antes de que la entubasen, Sara se despidió de su madre", relata José Carlos, con una voz a punto de quebrársele.
"Se estaba abriendo camino"
La vida de Sara, aun así, oscilaba entre las dos Castillas, pues en Castilla-La Mancha fue donde estuvo desarrollando su carrera profesional cuando superó el MIR. De hecho, la médico de familia sólo llevaba unos meses trabajando en el centro de salud de Mota del Cuervo, según revelan fuentes del propio centro a este periódico.
Pero, desde hace algo más de un mes, esta médico de familia dejó de dedicarse a hacer las suplencias que solía hacer en sustitución del resto del personal. "Había pedido la baja. Fue de las primera sanitarias en caer de este centro", explican las mismas fuentes, que destacan las ganas de comerse el mundo de la doctora Sara Bravo: "Era una chica dulce y trabajaba con mucha ilusión, ya que estaba apenas empezando en el mundo de la medicina y se estaba abriendo camino. Por ello, lo hacía todo con mucha entrega".
El familiar de Sara, José Carlos, cuenta que la propia médico les había dicho que había contraído el virus en el centro de salud donde trabajaba: "Ella hizo la guardia de un compañero y ahí lo cogió, puesto que atendió a dos pacientes de Madrid que presentaban esos síntomas. Y, claro, ella los atendió porque es una gran profesional pero en realidad no tenía los medios para protegerse y trabajar".
Ingreso en el Hospital La Mancha Centro
La enfermedad del Covid-19 comenzó poco a poco a hacer estragos en la salud de Sara. Tanto es así, que por motu proprio, la médico se trasladó en su coche al Hospital La Mancha Centro, pero jamás imaginó la gravedad de la enfermedad en su organismo. "Ella pensaba que tenía la enfermedad pero no tan desarrollada. De hecho, su coche sigue aparcado en ese centro. Fue pensando que le mandarían algo para pasar la cuarentena en casa, sin embargo, la dejaron ingresada", en palabras de José Carlos.
Los días fueron pasando y la salud de la sanitaria se iba deteriorando. Fue el jueves cuando desde el centro hospitalario llamaron a los familiares de Sara para decirles que iban a someterla a un tratamiento importado de China, pero que, en realidad, "era el último cartucho", explica José Carlos, denunciando la falta de tacto que, a su juicio, tuvo el personal de este centro al informar de cada paso a la familia.
"El sábado a las 17:00 llamó un medico y dijo que Sara estaba muy afectada del corazón y que la próxima llamada sería para decirle que había fallecido". Y, así fue, a las 21:30 horas le comunicaron el fallecimiento de Sara. "Tuvieron a su madre y a toda la familia en un sinvivir durante esas horas", lamenta José Carlos.
Condolencias de los sanitarios
En todo caso, el propio centro hospitalario ha transmitido a través de las redes sociales un emotivo comunicado lamentando la pérdida de una de sus colegas de profesión:
"Ha fallecido nuestra compañera Sara Bravo López, médico de Familia en el Centro de Salud de Mota del Cuervo.
En esta localidad manchega se ganó el afecto y consideración de vecinos y compañeros por sus valores humanos y por su encomiable entrega y actitud profesional de servicio a sus pacientes.
Los compañeros de nuestra Área Integrada nos unimos al dolor de su familia y amigos.
Descanse en paz."
Y, ahora, la sanitaria descansará en paz en la localidad de Santa Cristina de la Polvorosa, donde ha sido enterrada este domingo. La sanitaria que "le daba lo mismo hacer una guardia de tres horas que diez" deja un recuerdo imborrable entre sus familiares y compañeros por "tener siempre una sonrisa y ayudar a todo el mundo sin esperar nada a cambio".
Con Sara, ya son cuatro los sanitarios que han muerto como consecuencia del Covid 19. La primera fue una enfermera de 52 años en el País Vasco; la segunda una médico de 59 años en Salamanca y el tercero también ha fallecido en Castilla-La Mancha. Concretamente, se trata de un hombre de 65 años, Santos Julián, secretario general del Colegio de Médicos de Albacete, que ha perdido la vida 24 horas antes que Sara, también víctima del virus. Estos cuatro sanitarios se han sumado a las lista de 7.340 víctimas mortales -según las cifras conocidas este lunes- que ha habido en España por el virus.