Llegué al centro por rotura de bolsa y ahí empezó todo. Me hicieron la prueba del COVID-19 y di positivo. A mi marido ni se la hicieron, sencillamente no le dejaron pasar. Además me administraron oxitocina sintética desde el principio para acelerar el parto, según ellos porque había que “exponerme lo menos posible”.
En general el parto fue espantoso, todo lo contrario a lo que me había preparado. Me sacaron a mi bebé con fórceps y me hicieron episiotomía. Pero con el nacimiento de mi bebé empezó la verdadera pesadilla. Le hicieron la prueba (en el informe lo pone) y salió negativa, pero se lo llevaran a la UCI sin ni siquiera dejarme tocarlo (lo vi a dos metros de distancia). He parido sola, nadie me ha acompañado, no he podido estar con mi bebé, y encima no he tenido la posibilidad de iniciar la lactancia materna desde el principio. Le han dado biberones sin pedirme permiso y ahora estoy pasando por auténticas dificultades para instaurar la lactancia.
Quien habla es Marta —nombre ficticio—. Esta madrileña dio a luz hace unos días a su bebé en un hospital de referencia madrileño. En unas condiciones que ni siquiera ella habría podido llegar a imaginar. Le indujeron el parto innecesariamente, aceleraron el expulsivo del bebé con fórceps, ni siquiera pudo tocarlo cuando nació y ahora incluso tiene problemas para darle de comer, pues ni siquiera pudo darle el pecho.
Su caso, sin embargo, no es aislado. Se une al de decenas de madres que han denunciado a lo largo de las últimas tres semanas supuestas negligencias en el parto y durante su estancia en el hospital, con motivo de la emergencia sanitaria por la COVID-19.
Sin epidural
Parir sin la presencia de un acompañante, cesáreas programadas, inducción del alumbramiento, acortar el parto natural con fórceps y ventosas, separar a las madres y los recién nacidos, no aplicar la epidural, el ingreso de bebés sanos en la UCI o no poder iniciar la lactancia son algunas de las prácticas a las que se han visto obligadas decenas de parturientas durante y tras el parto. Y que, según reclama la asociación El Parto es Nuestro, no cumplen con el documento técnico del Ministerio de Sanidad, de 17 de marzo de 2020, en cuanto al Manejo de la mujer embarazada y el recién nacido con Covid-19. Ni tampoco con las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Esta asociación, precisamente, es la que durante semanas ha ido reuniendo numerosas quejas y testimonios anónimos no solo de madres, sino también de profesionales sanitarios (matronas, pediatras, enfermeras, auxiliares...) a los que se les ha exigido también realizar prácticas no recomendadas para esta situación de crisis sanitaria.
Este domingo, el equipo de matronas del departamento de la Marina Alta, en Alicante, mostró su total desacuerdo con la directriz emitida el pasado viernes por la Consejería de Sanidad. Según la cual se prohibía la entrada al parto de los padres y otros allegados por la mujer. "Las mujeres están desamparadas", esgrimían en una nota de prensa. Pero lo cierto es que medida puede llegar a ser mínima, comparada con las que se llevan a cabo en otros hospitales.
Según ha podido saber EL ESPAÑOL, en el Hospital Universitario de Jerez de la Frontera, por ejemplo, no se aplica la epidural (sin anestesia en el parto) a las pacientes positivos; en el Hospital de León a las madres con Covid-19 se les corta el cordón umbilical de manera precoz y solo tienen la opción de lactancia diferida, es decir, sacarse la leche y que otra persona se la dé a su hijo. Y en el Hospital de Palma de Mallorca, a las madres a término (última semana de gestación) que dan negativo, se les induce el parto y a las que son positivas se les traslada a otro centro, donde dan a luz y posteriormente son separadas de sus hijos.
"La peor pesadilla"
Esto último es lo que le ocurrió a Iratxe —nombre ficticio— hace cuatro días, cuando estuvo sola, ni siquiera le dejaron tocar al bebé tras el parto y no le hicieron "un corte tardío del cordón umbilical".
Tras el parto, en un hospital vasco, a esta madre no solo no le dejaron coger a su hijo, sino que sin previo aviso ni consulta, se llevaron al bebé, totalmente sano, a la UCI. "Lo hicieron como si no fuera mi hija y sí propiedad del hospital. A mi me llevaron a una planta de infectados por coronavirus, pero hacía más de una semana que estaba asintomática. No pude amamantar, estuve sola en la habitación. Me dijeron 'eres autónoma, haz tu cama, tu higiene, quita las sabanas y pon la ropa sucia en estas bolsas'", relata esta afectada.
"Poco o nada les importaba que hubiese parido hace tres horas. Lo importante es que me sacase la temperatura y les contestase si tenía problemas para respirar. Así estuve tres días. Fue la peor pesadilla que me hubiese imaginado vivir durante mi parto. Totalmente inhumano y nada científico", denuncia esta madre.
¿Sirven estas medidas?
Todas estas medidas están dirigidas, supuestamente, a frenar la propagación del virus y proteger a la madre y su bebé en el momento del alumbramiento. Pero, ¿sirve de algo realmente, por ejemplo, privar a una embarazada con Covid-19 de la epidural, o programarle una cesárea cuando realmente puede dar a luz de manera natural sea positiva o no?
La respuesta es no. Negar a la embaraza la epidural, es decir, de anestesia durante un parto natural, según explican desde esta asociación, es una decisión tomada por el propio anestesista que "o está con mucho trabajo y no puede atenderla bien" o "se siente inseguro, si la madre es positivo de Covid-19". "No hay una respuesta lógica a lo que está sucediendo", apuntan desde El Parto es Nuestro.
Si embargo, para las cesáreas parece no haber ningún tipo de problema con la anestesia. "Deciden programarlas para que los quirófanos y el personal estén lo menos ocupados posibles con el parto", explican las mismas fuentes. Un parto natural puede llegar a durar 10 horas, mientras que un cesárea dura de media unos 20 minutos. Así, lo que puede dar trabajo a más de un turno sanitario durante varias horas, se reduce a un tiempo mínimo, aunque ese día incluso tengan que atender más partos.
No obstante, al tratarse de una intervención quirúrgica, las madres están menos tiempo en el quirófano, pero su estancia es mayor en la planta, donde deben permanecer hasta que se recupera de la operación. En cambio, en un parto natural sin complicaciones, aunque el tiempo en quirófano sea mayor, la madre puede salir del hospital en 24 horas. De este modo, ¿qué supone mayor riesgo? ¿estar más tiempo en el quirófano o en la planta hospitalaria?
Acciones legales
Frente a estas situaciones, que la asociación considera vulneran los derechos fundamentales de las mujeres y sus familias. El Parto es Nuestro va a interponer todas las reclamaciones y quejas oportunas tanto a las direcciones de los centros sanitarios que incumplen o incurren en estas malas praxis así como ante los organismos públicos competentes en materia de Sanidad.
En caso de que las quejas no sean atendidas de inmediato por el centro sanitario, esta plataforma recurrirá a la via administrativa y, tras a ella, a cuantas acciones legales y judiciales sean oportunas para exigir responsabilidades contra la inactividad de la Administración Pública.